En el caso de Superman, la adaptación realizada por Richard Donner en 1978, a la que siguieron tres secuelas conformando una tetralogía, ha envejecido mucho visualmente.
Pero al menos ésta guarda cierta coherencia argumental. Cosa que en las dos obras realizadas por Snyder del héroe kryptoniano, salvaguardan al principio del film, pero que poco importan a la hora de la verdad en su desenlace.
En 2006, Bryan Singer, director que había adaptado con bastante éxito a los X-Men del universo Marvel, probó suerte con el héroe de DC. Superman Returns. Éste fue un reboot del superhéroe que quedaba en el lado opuesto de la balanza a su buen trabajo realizado con los mutantes. El héroe de Krypton era mancillado en aquella película.
Así que no fue hasta 2013 que alguien se atrevería a llevar de nuevo a la gran pantalla al héroe de traje azul y capa roja. Zack Snyder se puso al frente del proyecto, su trabajo en El hombre de Acero reseteaba el personaje a su antojo, que a pesar de tener algunos aciertos, para mí no fue lo que cabía esperar.
Snyder es un director que empezó su carrera con muy buen pie. Trabajos como el remake de El amanecer de los muertos de George Romero, 300; la novela gráfica de Frank Miller o Watchmen; la novela gráfica de Alan Moore, avalan al director.
Sin embargo, otros trabajos como Ga’Hoole o Sucker Punch lo desmerecen. Esta última, fue para mí, cuando el director se perdió entre tanta pirotecnia visual sin sentido. El Michael Bay del fantástico y la ciencia ficción.
En el caso de Batman, las dos obras de Tim Burton me gustan bastante, quizás, son algo descerebradas, pero muy elocuentes en el propio universo Burtoniano. Pero sin duda, el mejor Batman hasta la fecha, para mí, sigue siendo el de Christopher Nolan con Christian Bale en el papel de Bruce Wayne/Batman. Su lectura lo aleja de la fantasía del mundo del cómic, pero su acercamiento a la realidad es sublime.
Sin desviar más el tema. El crossover de ambos personajes sobre el papel se traslada a la gran pantalla en esta segunda parte de Superman dirigida otra vez por Zack Snyder y que se encara de frente a La liga de la justicia, de la que ya planean dos partes.
Ante el temor de las acciones que pueda llevar a cabo Superman, el vigilante de Gotham City aparece para poner a raya al superhéroe de Metrópolis, mientras que la opinión pública debate cuál es realmente el héroe que necesitan. El hombre de acero y Batman se sumergen en una contienda territorial, pero las cosas se complican cuando una nueva y peligrosa amenaza surge rápidamente, poniendo en jaque la existencia de la humanidad.
La película abre los créditos iniciales con la historia que cualquiera ya conocemos, la muerte de los padres de Bruce Wayne. Secuencia que realmente sobraba, pero bueno, al menos está bien integrada y es breve.
Luego retoma el final de El hombre de acero y lo vemos desde el punto de vista de los humanos. Ecos al golpe terrorista de las torres gemelas del 11 de septiembre y un Bruce Wayne bastante enojado al ver como Superman destruye la ciudad en su batalla contra el general Zod componen la escena.
Pero luego, el film vuelve a comenzar en un tercer acto, con un golpe terrorista en el desierto. El auténtico punto de partida de toda la trama que aquí nos intentan contar y que desemboca en el enfrentamiento entre el héroe de Gotham y el de Smallville. Con lo cual tenemos tres aperturas distintas en el film. Vamos, un caos.
Al margen de todo eso, el auténtico problema que le veo yo a la película de Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia, es que sigue cometiendo exactamente los mismos errores que su precedente obra El hombre de acero. Snyder nos vuelve a someter a una sobrecarga visual sin precedentes, no me gustaría ser epiléptico.
El diseño de producción es de lo que puede seguir presumiendo en todas sus facetas. Sin embargo, sigue existiendo una falta de equilibrio enorme entre lo visual y lo argumental.
Pienso que se molestan demasiado en plantear una historia, con sus defectos y sus virtudes, más o menos elaborada, para terminar rompiendo sin sentido todo lo que hay a su paso en un excesivo espectáculo de efectos que sobrecargan cualquier secuencia de acción que merezca la pena.
Unos desproporcionados efectos especiales, que en muchas ocasiones, dan el pego gracias a cortos planos, pero que se ven demasiado superpuestos y de textura digital en secuencias más largas.
Pues bien, el enfrentamiento final contra el reiterativo supervillano carente de carisma, parece salido directamente de las minas de Moria.
Snyder activa el modo de visualización de Winamp dando paso a los rayos y colorines brillantes que desfilan ante nuestras retinas. Lo peor de todo es que lo hace sin emoción, algo que se aplica a prácticamente todo el film.
El guión está escrito por Chris Terrio (Argo) junto a David S.Goyer, es un atropello, quieren contar tantas cosas y tan rápido en tan poco tiempo (y no me refiero a la duración del film, sino a hacerlo en una sola película) que es un completo desastre.
Abren subtramas nuevas que no conducen a ningún sitio, y que tampoco cierran. Van dejando cabos sueltos a su paso como Hansel y Gretel dejaban migas de pan.
Por ejemplo, la pseudo-reencarnación de Lex Luthor interpretada por Jesse Eisenberg (La red social) delata el intento de crear un nuevo ‘Joker’ influenciado por el de Heath Ledger en El caballero oscuro.
Todos sus tics y pérdidas de diálogo lo delatan. Sin embargo, es curioso que Luthor acaba siendo casi lo mejor de la película, que ya es decir, pero es que tampoco han sabido sacarle el provecho al personaje.
Por otro lado, la introducción de Diana Prince/Wonder Woman en la fiesta organizada por Luthor, recuerda mucho al de Selina Kyle/Catwoman. Interpretada por una sensual Gal Gadot (Fast & Furious 5) que cuentan su historia de manera bastante escueta mediante una foto. El público ajeno al mundo del cómic, flipamos un poco con semejante introducción tan poco explicita.
Además, hay otros personajes insertados con calzador como Aquaman, Flash o Cyborg, mal presentados y que no llevan a lugar de interés en la trama que nos ocupa, el enfrentamiento entre ambos superhéroes.
La diferencia es que Marvel lo ha hecho poco a poco y bien hecho. Las prisas por hacer la competencia a Marvel le va a costar caro a DC, o eso creo yo.
Henry Cavill sigue con sus ceños fruncidos y su justa interpretación en el héroe de Krypton con poderes Divinos. Trasfondo bíblico que siguen resaltando a lo largo de toda la película, como si en El hombre de acero no nos hubiera quedado claro.
Éste no ha cambiado de registro, si te gustó mucho su interpretación de Clark Kent/Superman en El hombre de acero, seguirás apreciando esos valores que yo no comparto plenamente. No me desagrada, pero tampoco me convence del todo.
Hablar de sí Ben Affleck es buen Bruce Wayne/Batman, es una cuestión peliaguda. Sin entrar en susodichos roles, lo encuentro correcto como actor, pero si está a la altura de las circunstancias es motivo de debate.
Quizás, sea algo mejor como Wayne que como Batman, pero en ambos casos no se le puede juzgar con lupa, pues fallos comete bastantes, ya dependerá de la apreciación de cada espectador. Paso de ‘mojarme’ y que me tiren piedras.
El papel de Alfred realizado por el gran Jeremy Irons (Inseparables) es meramente anecdótico y tiene un toque cómico que recuerda al Alfred de la serie de Batman protagonizada por Adam West. En cualquier caso, sus apariciones son tan escuetas que no da tiempo a degustar su personaje. Le sucede lo mismo que a Luthor, no le han sacado provecho.
Repiten Amy Adams (La gran estafa americana) como Lois Lane, Laurence Fishburne (Matrix) como Perry White; jefe del Daily Planet y Diane Lane como Martha Kent (El hombre de acero); madre de Clark en la tierra. Todos siguen con su registro interpretativo que nos mostraron en la precedente El hombre de acero. Pero tienen menos cuota de pantalla que en la anterior.
La banda sonora compuesta por uno de los mejores y cotizados compositores de nuestro tiempo, Hans Zimmer (Origen), ha aunado su talento con Junkie XL (Mad Max: Furia en la carretera).
Ambos compositores nos ofrecen un soundtrack enérgico y con algún tema bastante característico como el que presenta a Wonder Woman. Lastima que las secuencias carezcan de la misma intensidad emocional que transmiten ambos compositores en su score.
En esta secuela de El hombre de acero, hay ciertos aspectos que han corregido, pero en conjunto, sigue las tonalidades de aquella. Por lo tanto, a mí sigue pareciedno un film muy irregular.
Que se puede ver sin sufrir un derrame cerebral, sí, pero que me parece un film insuficiente y con demasiados errores de guión, además de los excesos visuales que restan cualquier dato importante que pueda contener la propia historia.
Y eso que a diferencia de El hombre de acero, esta vez ya iba sin ninguna expectativa. Creo que si te gustan los ambos personajes, no te hará daño verla, incluso, puede que te unas al sector del público plenamente satisfecho.
Fuente: este post proviene de Cinefilias Ocultas, donde puedes consultar el contenido original.
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