Siendo persona que está acostumbrada a vivir sobre ruinas romanas y de encontrarse en cada obra urbana alguna tumba, enseres o casas de tan privilegiada civilización no iba a ser menos en mi viaje a Inglaterra que entrar en contacto allá tan lejos con esta civilización que se extendió por todos lados. Algo tenía Britania para los romanos y creo que fue la meta de su conquista el pasar el canal y poner pies allí donde todavía había tribus disputándose sus tierras. El sello que impregnó todo fue tan majestuoso y bello como nos tienen acostumbrados mis queridos romanos. Baños, casas de reposo, villas para los grandes cónsules, todo lo que el confort de la Roma imperial podía llevar a los hijos más alejados de sus brazos. Y allí llegaron y allí encontramos unas huellas que nos maravillan hoy en día aún más cuando sabemos la distancia que estos hombres tomaron para sus conquistas y también el saber a ciencia cierta que el césar estuvo allí también dirigiendo la batalla.
Es Bath una ciudad situada al suroeste, en el condado de Somerset y sigue siendo famosa también por su balneario que surte tres fuentes de aguas termales. Aunque la belleza de esas aguas se haya vuelto turbia debido a la contaminación. Tenemos que ambientarnos al llegar al lugar y ver la fachada que data de siglos posteriores y tener muy en cuenta que este lugar ya fue venerado por los celtas por sus aguas y porque era considerado sitio divino; allí habitaban varias deidades de su culto a los que adoraban de una manera muy peculiar: sumergiéndose en sus aguas para rendirle culto.
La llegada de los romanos fue para mejor en este sitio privilegiado, puesto que este pueblo se daba cuenta de la importancia del culto al cuerpo lo mismo que del culto a sus dioses, de modo que encontraron en un mismo lugar dos tendencias de su vida social. Los baños eran para los romanos una forma de conocer gente, intercambiar opiniones y por supuesto, cotorrear tanto a los que estaban con ellos que a los que se quedaron en la capital del imperio, Roma. Dotaron al lugar de sus conocidas tuberías que tanto nos entusiasman cuando visitamos Baelo Claudia o Santiponce. Se deslizan por todos lados formando cascadas, fuentes y por supuesto la gran piscina al aire libre, mientras que se oculta como un lugar de rezo bajo los arcos de la terma techada.
El primer piso fue levantado en tiempos posteriores pero quisieron seguir rindiendo honor y gloria a los emperadores, cónsules y héroes romanos colocando sus estatuas a la altura del primer piso para que otearan el horizonte y viesen los campanarios del templo cercana. Dentro todo un entramado de galerías con bancos que nos dan cuenta de la existencia de un vestuario, sala de masaje, pilas individuales para baños particulares, tratamientos de bellezas como bien describen los mosaicos que reposan en su museo. Difícil de poner orden cuando existen tantos restos de sus trabajos, grabados y relieves. Las esculturas se nos antojan curiosas porque parecen mirarnos desde todos lados. Allá en el museo los dioses, los ídolos del mar y multitud de cosas para el aseo personal.
La entrada como antes se ha mencionado tiene el estilo victoriano que tanto juego dio al lugar, aprovechando el tirón de sus aguas y respetando mucho el origen de los baños. Desde allí pasamos a la terraza que es como se denomina a la piscina sin techo, Podemos pasar a la denominada Sacret Spring, una piscina con aguas a temperatura de 46º, fenómeno que todavía sigue asombrando a propios y extraños y que los romanos inmediatamente llegaron a la conclusión que era cosa de dioses y se lo dedicaron a Sulis Minerva, levantando un templo a su lado. La riqueza de las aguas en este lugar era tal que había que tomar turno para poder disfrutar de este fenómeno natural. Curiosamente se han podido encontrar numerosas monedad de la época romana, que se supone que tiraban al agua como culto a la diosa, están en su museo aunque no se sabe muy bien que hacían allí.
El templo lo podemos observar con todo detalle en el museo, pues como monumento estaba muy deteriorado en sus detalles. En el museo han conseguido poner en orden los frisos y se admira a poca distancia su belleza escultural.
Entrado en la sala de medios audiovisuales, nos deleitamos con reportajes en color en sus amplias pantallas mientras tenemos a nuestros pies protegidos por cristales los cimientos de la construcción y una panorámica de donde fueron descubiertos las más preciadas piezas.
Las fuentes nos traen la imagen de lo que aquello debía de ser con las aguas cayendo entre los romanos que nadaban, reposaban en sus losas o simplemente charlaban tranquilamente en sus bordes, tanto nos recuerda a los modernos Spas que no podemos dudar que ahora se ha vuelto a descubrir que estos lugares son relajantes y devuelven al hombre a la naturaleza.
A modo de curiosidad podemos ver como en la piscina cubierta uno de sus lados termina en un arco; mucho de ha debatido por el asunto pero simplemente se cree que las aguas que entraban a presión por esa zona, al estar en un recinto redondo formaban unos torbellinos pequeños que daban masajes estupendos al cuerpo humano. No cabe dudas alguna que eran unos sibaritas en todo.
Y ya para terminar tenemos la tienda donde se pueden adquirir libros en varios idiomas, guías, postales y todas esas cosas que normalmente nos traemos de un lugar. Aunque lo mejor esté en la memoria.
DAMADENEGRO
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