Fueron dos visitas las más especiales para mi; la primera porque en 1978 me puse en contacto con todos esos tesoros y que me sirviesen de guía para las próximas visitas a sus lugares de origen y en 1996 porque serví de guía turístico y cultural a alguien muy querido y especial en mi vida.
Resulta totalmente enriquecedor cuando todo ese saber que has acumulado a lo largo de tus vivencias sirven para enseñar a quien depende de tí en persona y en mente en un momento culminante de su existencia: conocer el origen de todo y saber que significado tiene cada piedra que se esconde en el edificio de la historia y el arte más importante del mundo.
Recuerdo con nostalgia aquella primera visita porque suposo para mí el encuentro con todo lo que había visto en mis libros de estudio; el conocer plenamente que la cultura es el camino para conocerse a sí mismo y por supuesto compartir esos conocimientos con gente que son verdaderos profesores de la vida y del arte. Más aún, sonrio hoy cuando la primera visita en un principio me desorientó, quizás llevada por las ganas del ver este prodigio de cultura, no me dí cuenta de que penetraba en el mismo por la puerta trasera. Y recuerdo también que ésto me llevó un pequeño problema, ya que el mapa estaba totalmente desorientado para mí. Lógicamente cuando salí al exterior por la puerta principal y vi sus columnas me dí cuenta de lo que habia pasado. Fue una visita a la contra como diría mi amigo.
A pesar de esta desorientación, fue algo impactante ver aquellas inmensas salas llenas de todo aquello que amaba, las grandes obras de Mesopotamia, las momias de Egipto, las esculturas romanas y por supuesto esa sala dedicada integramente al Partenón que conservaba sus mismas dimensiones para que podamos hacernos una composición de lugar más que exacta de como estaba y era el famoso friso del amado monumento griego. Los mosaícos romanos que adornaban sus escaleras y esa ya más agobiante masa de turistas que muchas veces te impedían ver un objeto con la atención que se merecía.
La visita realizada en 1996 me llevó a digamos realizarme como guía turístico puesto que la persona que me acompañaba estaba llena de ganas de conocer y yo de enseñar. La cantidad de personas que visitan el museo a esas altas horas de la mañana quizás empañó un poco la grandiosidad del momento; pero creo que gracias a lo que se encierra en el Museo, esa molestía quedó más que superada. Y por supuesto esta vez sí entramos por la puerta principal, la lección estaba aprendida.
El Museo, considerado uno de los mejores del mundo, esconde y encierra la mayor colección de antiguedades que se conoce. Casi todas frutos de las investigaciones inglesas en los distintos países y de las grandes cantidades desembolsadas para llevarlas a cabo generalmente de bolsilos particulares. Esta compuesto de dos pisos y un sótano en los que detalladamente y por orden cronológico nos da la oportunidad de pasearnos por el arte desde sus comienzos hasta digamos lo más actual. Aparte del Museo que todos conocemos, encierra también una Galería de libros que son un verdadero tesoro.
Entrados por su puerta principal nos encontramos en el Gran Atrio que se abrió al público en el año 2000, un proyecto de Foster and Partners con las dimensiones de un campo de futbol y que permanece abierto incluso después del cierre del Museo en el que podemos disfrutar de todos lo servicios, diseñado para el confort del visitante y para su información general sea cual fuese su punto de interés. Cafeterías para poder tomar fuerza y servicios y descanso en un alto en la visita. Dentro de esta gran entrada tenemos una sala, la 35 y 24 que está destinada para las exposiciones temporales.
Sala 11 a 20, Grecia en todo su esplendor nos fascina con sus blancas estatuas y el mármol. Grabados y sobretodo la sala especial dedicada al friso del Partenón con las dimensiones tan reales que sólo una visita al mítico lugar de Grecia nos dará una visión completa del magnifico icono de la civilización mediterránea. El mausoleo de Halicarnaso se encuentran en esta planta.
Tras atravesar el patio central llegamos a las salas 33, 33a y 33b que encierran todo el tesoro procedente de Asia y en las 26 y 27 el dedicado a América. Incluyen las magníficas colecciones traídas del Pacífico y de la costa noroeste de Norteamérica por los capitanes Cook y Vancouver en los siglos XVII y XVIII.
Subimos las escaleras y en su segundo piso nos encontramos una visión quizás más detallada de cada cultura.
Sala 41 a 48 Europa, un detallado proceso de estudio desde la Edad Media hasta la Edad Moderna. Esta planta contiene también una selección representativa de la colección de relojes del museo.
Sala 49 la Britania romana. Aqui podemos encontrar todo lo referente a esa antigua Britania dominada por el coloso de Roma y los restos más significativos de ese dominio.
Sala 37 y 50 dedicadas a la Prehistoria en sus dos facetas, la visión generalizada y la que concierne a Inglaterra como tal.
Sala 51 a 59, el antiguo Oriente con un estudio desmesuradamente detallado de sus culturas y los más destacados iconos que nos hacen llevar por la imaginación a esos lugares que siempre han sido nuestros preferidos. Las galerías Raymond y Beverly Slacker contienen objetos provenientes de Irán, Anatolia, Mesopotamia y Levante, e incluyen el tesoro de Oxus, el cementerio real de Ur y hallazgos realizados en Jericó.
El sábado ha sido memorablemente un día de recuerdos, quizás porque hay tantas cosas que vienen a la cabeza cuando por unos motivos o por otros las vivencias pasadas han sido la base para formar un grupo que nos haga ponernos al día sobre cosas relacionadas con el arte y la antiguedad. Es quizás tambien por lo que este lugar ha ocupado el lugar preferente de mi conversación puesto que digamos que es la Meca de cualquier aficionado a la arqueología y por supuesto punto de referencia de cualquier cosa que se relacione con la antiguedad del mundo.
Han sido muchas veces las que mis pies han paseado por sus salas repletas de objetos, la mayoría de ellos robados oficialmente de sus lugares de origen, pero hay que pensar también que gracias a los estudiosos ingleses que convocaron las mayores expediciones arqueólogicas de la historia, se encontraron muchos de los tesoros que hoy conocemos y se conservan prodigiosamente casi tal como eran en sus tiempos de gloria. No estoy de acuerdo en que los objetos sean alejados de su suelo propio, pero hay que agradecer en este caso, que su conservación y puesta a la vista pública se deba a estos hombres que se jugaron la vida muchas veces para conseguir el fin deseado de su vida.
Una vez con los planos en la mano y metidos de lleno en el museo nos vamos a la izquierda. En ese lugar podemos encontrar quizás toda la riqueza más impresionantemente conservada de todas las culturas del mundo antiguo. Así nos encontramos:
Sala 4: Egipto, una sala a modo de galería que nos hará llevarnos horas y horas mirando todo aquello que más nos impresiona del imperio antiguo egipcio. Las grandes esculturas y los magníficos grupos de figuras y sobretodo la piedra Rosseta que nos hará perder más de medio hora para poderla ver debido a que es prácticamente la estrella del lugar y todo el gentío desea tocarla, fotografiarla y verla detenidamente.
Sala 6 a 10 el antiguo oriente, desde la escaleras de Khorabad, Siria, Nimrud, Nineveh, antigua Palestina, Iran, Anatolia, hititas, Babilonia…. una magnífica colección que nos dejará con el aliento contenido ante los frisos de la leona herida, las batallas y por supuesto todo aquello que nos ha fascinado de los imperior menos conocidos como son los hititas y quizás un poco Babilonia.
Sala 61 a 65 Egipto, esta vez en vitrinas llenas de restos sacados de las tumbas, momias, sarcófagos, y todo aquello que podemos imaginar como ajuar funerario de los grandes del imperio egipcio.
Salas 67 y de la 90 a la 94 dedicadas integramente a Asia. El Museo cuenta con la más rica colección de antigüedades, pinturas y porcelana chinas de Europa y el mejor conjunto de cerámica islámica fuera del mundo islámico. Las colecciones de escultura procedentes del subcontinente indio son las más representativas en Occidente; a todo ello se añade una nueva galería dedicada a Corea.
Y si queremos tomar el ascensor y bajar de nuevo las escaleras nos vamos hasta el sótano donde podemos encontrar un buen complemento a todo lo que llevamos visto hasta ahora.
Sala 25 Africa; 77 a 85 Grecia y Roma y 88-89 antiguo cercano Este.
A todo ésto le podemos añadir:
La Sala de dedicada a la Numismática: La magnífica colección de más de 750.000 monedas cubre la historia de la acuñación desde sus orígenes en el siglo 7 aC hasta el día de hoy, e incluye materiales relacionados, como pesas, fichas y monedas de juguete. El museo alberga también la colección nacional de billetes, que abarca desde ejemplares chinos del siglo XIV a billetes de curso legal de bancos de todo el mundo. El material numismático incluye una colección incomparable de medallas conmemorativas y artísticas, que constituyen un registro visual de acontecimientos históricos y escuelas artísticas desde el renacimiento italiano hasta el siglo XXI.
Y la colección de Grabados y dibujos : Es una de las mejores del mundo, con prácticamente tres millones de obras sobre papel desde el siglo XV hasta el día de hoy, que abarcan toda la historia de las principales escuelas de arte gráfico, además de incluir importantes colecciones de ephemera (panfletos, recortes, octavillas, etc.). Los ejemplares más notables de la colección son grabados y dibujos de maestros antiguos de todas las escuelas, dibujos satíricos de los siglos XVIII y XIX y obras británicas de todos los períodos. Los grabados y los dibujos se exhiben en exposiciones temporales en la sala 90.
Y asi sin más hemos hecho un recorrido por el Museo que desde luego será visitado aún más veces, puesto que sus cambios se suceden en poco tiempo adornandose de más piezas fundamentales de nuestra historia y del mundo en que vivimos.
Textos y fotos ®DAMADENEGRO
RECUERDOS
Recuerdo los días cogidos de las manos.
Un paisaje de mar, con cantos de pájaros.
Y luces que se abrían en el horizonte rojo,
señalándonos un destino de azul marino.
Recuerdo nuestros cuerpos encontrándose,
sintiéndose ante un mar arrogante.
Los ojos de las aves vigilando los pasos del amor
por el camino de nuestras vidas.
Aquella tarde de paseo inolvidable
por una playa solitaria dejando huellas
sobre la superficie de nuestra piel,
Y no aquellas sobre la arena mojada que desaparecen.
O aquellas sobre el aire de la nada,
o sobre una hoja muerta del invierno
Son huellas con sabor a fresas,
a manjares y elixires.
Grabadas en las playas de nuestra piel,
como tatuajes predilectos del amor,
difíciles de borrar imposibles de olvidar.
Recuerdo del gozo de las noches de amor.
Los perros ladrando agitados
con la llegada de sus amos.
Nuestras caricias sin dejar espacio alguno
En la playa soleada de nuestras vidas.
Recuerdo nuestros silencios
Nuestras risas
Nuestro humor
Las veces que nos besamos en las esquinas,
dentro del taxi o dentro de una tienda.
Recuerdo tu boca,
tu aliento…
todos los minutos robados al día,
para amarnos un día más…
lunes, 26 de diciembre de 2005
14:37
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