Muchos amigos me habéis preguntado mi opinión sobre la serie Bárbaros, de Netflix, que he ido reservando para ver sólo cuando ya hubiera pasado la “moda”. Pues bien, esto es lo que opino y aquí lo dejo esperando que traiga polémica mi opinión.
Pero antes de nada, veamos el trailer para ponernos en situación…
Para empezar, hay que agradecer el esfuerzo en ambientación y que los romanos hablen latín. Es algo muy de loar, pero ya para terminar, hay que entender que esto es pura ficción, sin más. Ni Arminio fue un gran guerrero, ni los romanos éramos tan malos ni nada de lo que se cuenta sucedió así realmente (incluyendo las trampas de fuego y la alta tecnología bárbara). Me explico:
Efectivamente nuestras legiones sufrieron una derrota en el año 9 en los oscuros bosques germanos. Dicha derrota vino motivada directamente por la traición de un, aunque nacido germano, ciudadano romano de nombre Arminio, cuya ambición estaba por encima de su honor y sus juramentos y que guió a las legiones de Varo a una trampa mortal, no a una batalla, sino a una matanza.
No fue la peor derrota de la Historia de Roma y, a pesar de la escena de Yo, Claudio (¡Varo, devuélveme mis legiones!), tampoco fue un revés que impidiera que al año siguiente las legiones estuvieran de nuevo en Germania derrotando una y otra vez a los bárbaros. De hecho Arminio no consiguió su ambición personalista de llegar a ser Rey de los germanos (a diferencia de por ejemplo Vercingétorix) y su señora Thusnelda fue presa y encarcelada en Roma, donde desfilaría en un triunfo de Germánico años después. El hijo de ambos bárbaros fue gladiador y sabemos que falleció en la arena, posiblemente en Rávena, antes de que llegara a los treinta años. De hecho esta familia terminó cuando a Arminio lo mató su propio pueblo, los queruscos, después de varias batallas que siempre terminaban en derrota, como la del año 16 en Idistaviso, donde 15.000 germanos fallecieron a manos de los romanos y donde Arminio huyó embadurnado de sangre haciéndose pasar por muerto. Una acción bastante poco heroica, como lo había sido su traición en Teotoburgo.
Lo lamentable es que un personaje así sea el “padre de tu patria” lo que se explica sólo si tu patria, en sus primeros sesenta años de historia invade tres veces a sus vecinos; en 1870, 1914 y 1939, provocando de paso dos guerras mundiales en las que murieron más de ciento veinte millones de personas. Es lo que tiene que tu “leyenda fundacional” sea la de la aniquilación a traición de las fuerzas civilizadoras.
La importancia histórica de la relectura de Arminio la dio Lutero, cuando en la época de la Reforma puso al querusco como un ejemplo de la lucha entre Germania y Roma, en este caso, el papado de Roma, lo que le dio una cierta popularidad al bárbaro, cuya imagen sería reinventada por el romanticismo y el nacionalismo alemán, y final y especialmente por los nazis que en la obra Germania, teóricamente de Tácito, vieron a Arminio como el arquetipo de héroe ario en lucha contra los mediterráneos, y a su raza como la más pura por no haberse mezclado con la romana. El librito de Tácito, cuyo manuscrito más antiguo fue comprado y venerado por Himmler tiene frases tan curiosas como:
Estoy casi convencido de que los germanos son indígenas y que de ningún modo están mezclados con otros pueblos […]. Al no estar degenerados por matrimonios con ninguna de las otras naciones, han logrado mantener una raza peculiar, pura y semejante solo a sí misma; de ahí que su constitución física, en lo que es posible para un grupo tan numeroso, sea la misma para todos: ojos fieros y azules, cabellos rubios”.
¿Cómo no le iba a encantar al “rubio Himmler?
Casualmente es también Tácito quien dice que Arminio “liberó Germania” cuando no sería hasta después del 18, posiblemente cuando Arminio estaba ya muerto, cuando Roma decidió dejar a su albur las tierras entre el Rín y el Elba, que no producían absolutamente nada, y replegar su misión civilizadora en tierras menos agrestes y malsanas.
Tácito también dice que “los germanos mataban a los homosexuales sumergiéndolos en los pantanos” lo cual parece que también gustó al jefe de las SS, y parece que eso señala la escena en la que el padre de Arminio se suicida en un entorno lacustre.
La Germania de Tácito reapareció en el siglo XV, muy oportunamente, y como todo lo de la antigüedad, especialmente lo que nos ha llegado de Tácito, está sujeto a una lectura muy crítica. En cualquier caso, la guerra, a pesar de lo que dice la bárbara serie, no la ganaron los germanos, que tampoco eran una raza, sino una amalgama de tribus a cual más oscura, y que nunca, afortunadamente para el mundo hasta el siglo XIX, estuvieron unidas.
Lo malo de series como la de Bárbaros no es que sean ficción, es que nos intentan vender como Historia lo que no lo es. Ni Arminio fue un héroe en su vida, ni los germanos hicieron otra cosa que ser derrotados, con la excepción de esta traición, cada vez que cruzaron sus espadas con las nuestras. Y por supuesto, nosotros no éramos tan malos, ni ellos tan puros, nobles y leales. De hecho eran tan, tan brutos que la escena en la que comen los testículos de los romanos caídos es de lo más creíble de toda la serie.
En diciembre de 1944, en los bosques de las Ardenas, en Bélgica, concretamente en Baugnez y Malmedy, centenares de prisioneros de guerra norteamericanos fueron masacrados a sangre fría por las tropas SS de Peiper. Otro germano, otro bosque, otra matanza. Me preocupa que dentro de dos mil años esa historia se cuente de manera parecida a como en Bárbaros han contado la masacre de Teotoburgo. Sería más que posible. La situación es similar. Las consecuencias, ninguna en ninguno de los casos. Germania siguió siendo un lugar inhóspito y sin civilizar tras Teotoburgo y perdió la segunda guerra igual que Malmedy así que mucho ojo con hablar bien de Arminio. Podríamos terminar también hablando bien de Peiper que, al menos, no fue un traidor como el querusco, simplemente era un comandante de las SS, sin duda en su barbarie influido por una mala lectura del libro de Tácito.
En fin, la serie, si eres alemán, tiene una lectura nacionalista peligrosamente falsa y romántica. Y para nosotros los romanos, puede ser simplemente una ficción bien ambientada, pero una ficción a la que hay que contestar con la verdad y la Historia muy alta y con mucho cuidado, un cuidado necesario para que los que no han estudiado ni van a leer más al respecto, no vayan a pensar que lo que se cuenta sucedió parecido a lo que la serie narra.
Roma Victrix.
Semper.
Ave, amigos.
Estamos locos estos romanos
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Paco Álvarez
Paco Álvarez, publicista desde siempre, es investigador, y flamante Geógrafo e Historiador, además de pequeño empresario, presentador y tertuliano, poeta, comisario de exposiciones y padre de familia, no necesariamente en ese orden. Ha trabajado en quince países de dos continentes como responsable de comunicación en Agencia para algunas de las compañías más importantes (Airbus, Banco Santander, Benetton, Cartier, Chivas Regal, Colgate, Peugeot, Philips, Repsol). En distintos proyectos culturales, ha colaborado, entre otros, con la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid, Discovery Channel, La 2 de RTVE, National Geographic Channel, El Toro TV, Radio 4G, Radio Inter y con personalidades como Milos Forman, Kerry Kennedy, Yvonne Blake, etc. Paco Álvarez es autor entre otros, de Somos romanos y ahora nos presenta Estamos Locos estos romanos, la historia de cómo nos convertimos precisamente, en romanos. Una visión fresca y entretenida sobre nuestra Historia Antigua. Podéis encontrarlo en redes en: Twitter: romanos_somos Instagram: pacoalvarez.romano