Pero mientras tanto, debo ir redactándoles cómo llevo la experiencia de venir de una ciudad tan grande como Caracas y adaptarme a una ciudad mas pequeña aquí en Galicia.
Nos tocó volar un miércoles; la hora de salida de Avianca Caracas-Bogotá es 5:30 pm, sin embargo y a sabiendas de las colas en la autopista Caracas/La Guaira, decidimos bajar a eso de las 10 am, tuvimos que usar dos carros (coches) porque éramos nosotros tres, mas seis maletas de 23 kg cada una y tres maletas de mano. Afortunadamente no había nada de cola, por lo que a las once de la mañana estábamos haciendo la cola en el puesto que correspondía a Avianca destinado a hacer el check-in de las maletas.
A las dos de la tarde abrieron las taquillas, revisaron boletos aéreos (impresos y sellados en la oficina de Avianca en el Rosal-Caracas) pasaportes venezolanos y nada, no tuvimos ningún problema con la facturación, porque ya previamente había pesado las maletas en casa.
Aquí dos recomendaciones que me imagino son sabidas por todos pero igual yo las estampo por acá: ? Pc`s, portátiles, tablets, cámaras, joyas, maquillaje, perfumes (siempre que sean de tamaño igual o menor a 100 ml) así como papeles como partidas de nacimiento, experiencia laboral, títulos de estudios y todo lo que consideremos importante debe ir con nosotros en todo momento, no empacarlo en las maletas que irán a bodega porque no sabemos si en algún punto del viaje se pueden extraviar y mas si se van a realizar escalas. Otra cosa si se hacen escalas es asegurarse que en la etiqueta que le colocan a cada maleta facturada indiquen el destino final, en nuestro caso era Madrid.
? Si vamos a viajar durante muchas horas, es una recomendación ir cómodos, con ropa de algodón, una buena chaqueta, medias, zapatos fáciles de quitar; entiendo de sobra el tema glamour, pero se puede ir estilosas a la par de sentirnos a gusto dentro del avión.
Después de facturar las maletas, nos correspondió llenar la hoja de migración para salir del país, las llenamos y junto con los pasaportes venezolanos y los bording pass, nos dispusimos a realizar la cola para la revisión de equipaje de mano, zapatos (es aquí cuando se lucen las pedicuras y/o estampado de las medias que tengamos en ese momento) y papeles.
La cola era larga (vamos que tardamos una hora aproximadamente) yo llevaba además de los papeles que mencioné, la partida de nacimiento de la niña, por si acaso, pero en migración al verificar que estábamos presentes los dos padres, no me la pidieron.
Nos preguntaron si solo era de ida, respondimos que si, y sin mas, pasamos al área de dutty free, yo pensando que sería mas trámite, que harían mil preguntas como por qué nos íbamos del país y muy por el contrario sentí que me colocaban una alfombra roja para marcharme; eso si súper respetuosos en todo momento, no puedo escribir lo contrario.
Eso si, el dutty free venezolano es un "`peladero e" chivo" al menos ahora, porque yo recuerdo que antiguamente eran muchísimas las tiendas y servicios que ofrecían; actualmente la oferta es escasa y el servicio no se esmera, se siente el desgano hasta en la puerta de salida, eso si nos compramos dos cajas de Pirulin y una caja de chocolates Carré que estas alturas no se ni como pudimos meterlas en las ya abarrotadas maletas de mano.
Llegó la hora de embarcar; había "almorzado" en uno de los restaurancitos una milanesa de pollo y unas papitas cocidas, algo ligerito por si acaso, yo me imaginaba que estaría tranquilita porque la verdad que levantada desde las seis de la mañana y casi sin haber dormido mi mente había imaginado que caería rendida al entrar al avión.
Ahora una cosa es lo que uno se imagina y otra la realidad; madredelamorhermoso, apenas me abroché el cinturón me sentí encerrada (obvio estaba encerrada en un avión) y mi corazón empezó a mil por hora, las manos comenzaron a sudar y lo peor, el despegue, es tan desagradable que para paliar esas "mariposas del estómago" puse la música a tope e intenté relajarme... hubo turbulencia en esa hora y media que para mi se convirtió en el "viaje mas largo del mundo" pero ya en el momento que nos ofrecieron algo de tomar (pedí manzanilla) me dije, bueno falta poco para llegar a Bogotá... y... abordar otro avión donde estaré metida once horas; así que aterrizamos (sin problemas gracias a Dios) y se abrió otro mundo, quienes hayan visitado el aeropuerto El Dorado llegando del aeropuerto de Maiquetía lo entenderán, mil vendedoras que parecían sacadas de catálogos de Victoria`s Secret, mil tiendas una mas bonita que otra, restaurantes, librerías y un universo tan moderno, donde existía el concepto olvidado en mi memora de "oferta y demanda" que me comencé a emocionar y notar las diferencias; a solo hora y media de Caracas, un mundo totalmente distinto.
Total que para "enfrentar" el siguiente vuelo relajada me tomé dos pastillas de Sedival (calmante compuesto principalmente por Valeriana) y la verdad que lo llevé bastante mejor...
La atención por parte del personal de la aerolínea (en ambos vuelos) inmejorable, así como la comida (si, la verdad me sorprendió que me gustara la comida de avión, tras la mala fama que posee) y los servicios a bordo.
Para tantas horas de vuelo que pasamos, la aerolínea está mas que recomendada; aclaro que nosotros no elegimos con quien volar, porque fue la OIM quien actuó como intermediaria, pero si hoy en día me preguntaran ¿Comprarías pasajes o volarías con Avianca?, la respuesta es un definitivo "SI"...
Y bueno tras esta cháchara larga, larguísima, me despido por ahora; la próxima entrada será sobre nuestra pequeña experiencia en Madrid.
Mil besos,
ahora a nivel del mar ???