Angkor, la ciudad de los templos, se encuentra situada en la selva de Camboya y fue la espléndida capital del desaparecido imperio Jemer durante varios siglos, hasta que prácticamente cayó en el olvido devorada por la vegetación, hasta finales del siglo XIX en que volvió a sorprender al mundo cuando las investigaciones que sobre ella se habían realizado vieron la luz en la exposición universal de París de 1878 y sus magníficos templos asombraron al mundo occidental.
Angkor proviene del sánscrito y se puede traducir por Gran Ciudad. Su origen data del 802 dC cuando Jayavarman II unifica las tribus de la zona y crea un reino del que se declara rey-dios (Devaraja). Como muestra de su poder se empieza la construcción de su capital y del primer templo en su propio honor, el Preah Ko.
Posteriormente el rey Indravarman I manda edificar el Bakong, este inmenso templo será la imagen y la línea de construcción de las siguientes edificaciones que han llegado hasta el presente.
En el siglo XII se levanta por orden de Suryavarman II el templo de Angkor Wart el más destacado y más representativo de la civilización camboyana.
Con el reinado de Jayavarman VII llega el máximo esplendor del imperio Jemer entre el 1181 y 1220 se construyen varios templos más, pero esta vez bajo la religión budista que sustituye al antiguo hinduismo del primer periodo.
El ocaso del imperio jemer es lento comienza en 1283 cuando los mongoles de Kublai Kan en el norte y los siameses por el sur empiezan el debilitamiento del imperio.
En 1327 Angkor empieza a decaer y termina siendo abandonada al trasladarse la capital Nom Pen en 1432.
Entre 1550 y 1590 fue nuevamente habitada, pero la invasión y conquista por parte de los siameses hace que sea definitivamente abandonada al abrazo de la selva que la oculto del mundo.
Las primeras noticias de Angkor en Europa datan de 1601 cuando el misionero español Marcelo de Ribadeneyra en sus escritos hace referencia a una gran ciudad en el reino de Camboya, de muros curiosamente labrados. Había sacado la información de otros misioneros que se habían adentrado en el río Mekong en su labor evangelizadora.
Se llegó a pensar que podía ser una ciudad perdida de Alejandro Magno, ni siquiera se les llego a pasar por la cabeza que fuera obra de la población autóctona, debido al estado de decadencia en que habían caído.
En 1599 el asentamiento español fue destruido por los malayos, los misioneros españoles abandonaron la peligrosa zona con lo no se volvió a mencionar Angkor hasta mucho después.
En 1858 el naturalista francés Enri Mouhot partió en expedición a la zona y en 1860 llegó hasta los templos a los que calificó como rivales del templo de Salomón y obra de un antiguo Miguel Ángel.
Como falleció al año de su descubrimiento y dejó por escrito una llamativa descripción de la Angkor, se terminó le atribuyendo el descubrimiento.
En 1866 la expedición francesa del comandante Douart alcanzó Angkor, con él iba Luis Delaporte, joven artista que realizó grabados de todos los monumentos que llegó a contemplar, y definió el arte camboyano como la más bella expresión del genio humano en la región de Asia.
En 1873 Delaporte viajó nuevamente a Camboya y regresó a Paris con 102 caja de antigüedades, pero para su sorpresa no se le dio la importancia que tenía. Tendría que esperar a la Exposición Universal de Paris de 1878 donde las obras de arte camboyanas fueron exhibidas, para que finalmente su trabajo y Angkor en general tuvieran su reconocimiento mundial.
Actualmente desde 1992 está declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su conjunto está compuesto por 910 templos de los que trataremos en otro artículo.
Imágenes cortesía de: wikipedia.
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