En el barrio de El Salvador, del distrito de San Blas-Canillejas en Madrid, se encuentra el parque Quinta de los Molinos. Un jardín histórico, de propiedad municipal, desconocido por muchos, incluidos los propios madrileños.
El parque Quinta de los Molinos debe su nombre, precisamente, a dos molinos para extraer agua de regadío, traídos de Estados Unidos en 1920. Tiene una extensión de 25 hectáreas, lo que supone ser un gran pulmón para la capital, junto con El Retiro, y una amplia zona verde en pleno casco urbano de la capital.
Cuenta con extensas arboledas de diferentes especies, como olivos, pinos, eucaliptos e incluso plátanos, pero también áreas boscosas y zonas de césped. Es ideal para desconectar y relajarse, disfrutar de la vegetación, pasear con las mascotas o hacer deporte. Incluso muchos recién casados acuden a la Quinta de los Molinos para hacer sus fotos de boda en este precioso entorno.
El mayor parque de almendros en pleno Madrid
Sin embargo, la verdadera estrella del parque son los almendros, que florecen entre finales de febrero y principios de marzo. Un breve espacio de tiempo para disfrutar, en uno de los mejores sitios de Madrid, de los más de 1.500 almendros en flor que ofrecen un fantástico espectáculo con sus blancas flores y sus deliciosos aromas. Estos árboles, junto con los cerezos, son los primeros en florecer y anuncian que se acaba el invierno y llega la primavera.
Pero además de los almendros, que todavía estás a tiempo de disfrutar en este 2015, hay pinos carrasco, cipreses, pinos piñoneros, y arbustos de flor como rosales, lilos, lirios y artemisas y frutales como los plátanos.
La historia de la Quinta de los Molinos
Su primer propietario fue el conde Torre Arias y, al parecer, el núcleo originario de la finca, alrededor de 20 hectáreas, fue el entorno del palacete que encierra en su interior y la zona situada al norte del llamado Camino de Trancos.
Hacia 1920 la quinta pasó a manos del arquitecto alicantino César Cort Botí, que era profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura y concejal del Ayuntamiento, quien construyó un jardín de tipo mediterráneo. El parque se fue ampliando como resultado de varias adquisiciones que hizo Cort hasta los años 60 del siglo pasado. Pero a su muerte, en 1978, el parque quedó prácticamente abandonado.
No fue hasta 1980, cuando la Gerencia Municipal de Urbanismo le cedió al Ayuntamiento de Madrid las tres cuartas partes de las 28,7 hectáreas de extensión que llegó a tener todo el parque, mientras que el resto permaneció como de uso residencial.
Los herederos de Cort acordaron con el Ayuntamiento en 1982, que la zona pasase a ser de uso público. Posteriormente, con el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 fue catalogado como Parque Histórico. Un parque histórico en el que se puede pasar un bonito día, y disfrutar de los almendros florecidos cuando llega la época a finales de febrero y principios de marzo. Un espectáculo que se repite todos los años brevemente en las mismas fechas, pero que estás a tiempo de disfrutar aún durante las próximas semanas.
Molinos, fuentes, lago y palacete
La entrada principal se reconstruyó tras la Guerra Civil Española, y está flanqueada por el edificio donde se alojaban los guardeses. El parque está recorrido por multitud de caminos de tierra, además de un camino pavimentado, que está bordeado por grandes plátanos. Este camino parte desde la entrada principal y llega hasta el extremo norte del parque, donde está el puente sobre lo que fue el cauce del Arroyo de los Trancos.
A unos 250 metros de la entrada principal y en dirección norte, encontramos las estructuras de lo que fueron dos fuentes de ladrillo, y al final del camino un palacete de comienzos del siglo XX, rodeado de zonas de jardín con flores y extensiones de césped. Jardines y plantaciones frondosos, que se crearon con generosidad y suponen un paseo más que agradable para el visitante.
La Quinta cuenta también con diversas fuentes, como la fuente del bambú, de un solo caño y fechada en 1925, que está rodeada de un pequeño bosque, o la fuente neobarroca, de estructura mural, adornada en su parte superior con volutas de estilo barroco sevillano. También está la fuente del invernadero, que se llama así por estar en el interior de lo que fue un invernadero de plantas junto al palacete.
Hay además un par de albercas rectangulares, estanques como el Ovalado o el Elíptico, y junto al lago de Los Molinos, los dos molinos que le dan nombre. Este lago tiene unas medidas de aproximadamente 60 por 30 metros, y una profundidad máxima de un metro. En el centro hay un surtidor de agua capaz de enviar un potente chorro a unos 15 metros de altura.
En los bordes del lago, construido en hormigón y rocalla, hay arbustos y hiedras que recuerdan las construcciones típicas de finales del siglo XIX para este tipo de paisajes. Una estructura que también siguen la ría y el lago del cercano Parque El Capricho, situado en el vecino distrito de Barajas.
Los molinos de viento, por su parte, están dotados de aeromotores, que se adquirieron en Estados Unidos, para facilitar la red de riego. Se conocen con los nombres de Molino de la Casa del Reloj, que tiene también una fuente con el mismo nombre de la casa, y Molino de la Rosaleda de Palacio. Ambos fueron restaurados en 2009.
La Casa del Reloj se construyó después del palacete, tiene las paredes de color teja y su estilo es más tradicional. Toma el nombre del reloj situado en la torre sobre la puerta principal.
El palacete se construyó entre 1925 y 1940 y tiene su fachada norte en la calle Juan Ignacio Luca de Tena, y la fachada sur al interior del parque. Parece más un cuartel o una fortaleza, que una vivienda particular.
Cómo llegar a la Quinta de los Molinos
Conocido también como el parque de Suances, está junto a la salida del metro del mismo nombre, y su perímetro está delimitado por la Calle de Alcalá, donde tiene su entrada principal, la calle Miami, la calle Juan Ignacio Luque de Tena, y la Avenida 25 de Septiembre.
La forma más fácil de ir es hacerlo en metro y tomar la línea 5 hasta la estación de Suances. El parque de la Quinta de los Molinos cuenta con cinco entradas, pero la puerta principal está justo en frente de la boca del suburbano.
Horario de visitas
Para visitar el mayor parque de almendros de Madrid, se puede hacer de 6.30 a 22.00 horas, un horario que se mantiene durante todos los días del año.