Un buen número de cervantistas e historiadores parecen estar de acuerdo en asegurar que Cervantes se inspiró en estos parajes de Campo de Criptana para escribir la "espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento" del universal Don Quijote de la Mancha.
El escenario lo tenemos a la vista: la sierra de los Molinos y el Cerro de la Paz donde recortan sus blancas figuras hasta diez molinos de viento, la mayor obra de ingeniería del siglo XVI.
Al acercarnos a la Sierra de los Molinos vemos por primera vez la silueta de los molinos de viento que aun se conservan. Iconos de Castilla La Mancha de España, y en muchas ocasiones, de España en el mundo.
Se distribuyen en la ladera y la cima de una colina y tres de ellos datan del siglo XVI. En 1978 fueron declarados Bien de Interés Cultural.
De todos ellos, los tres más antiguos, Infante, Burleta y Sardinero, restaurados convenientemente conservan su estructura y mecanismos originales del siglo XVI, y son los únicos en toda España aptos para moler el cereal como se hacía siglos atrás, gracias al ingenio del hombre y a la fuerza del viento. Se ponen en marcha los sábados para deleite de los turistas que los visitan.
Son molinos del tipo torre, construidos en mampostería y blanqueados con cal.
El Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752 recoge 34 molinos en esta localidad, más que todos los molinos sumados del resto de pueblos de La Mancha.
Tienen una planta circular horadada de ventanucos guía para la orientación del viento, que indicaba hacia dónde girar la cubierta cónica para que sus aspas aprovecharan el viento a conveniencia. La gran palanca exterior serviría como "mango" para hacer girar la cubierta desde el suelo.
Los más modernos, inmensos jóvenes de 1900, acogen diversos usos que dotan su interior de contenido: el Inca Garcilaso, Museo de Labranza; el Cariarí, Museo de D. Enrique Alarcón; el Vicente Huidobro museo del mismo; el Pilón, Museo del Vino; el Lagarto, Museo de la Poesía; el Culebro, Museo de Sara Montiel; y el Poyatos, Oficina de Turismo.
En el 1870 hubo un declive en la molienda de los molinos por la aparición en el mercado europeo de los granos americanos, rusos y australianos. De todas formas su declinar fue lento. La harina para el pan fue lo primero que tuvieron que dejar de fabricar. No obstante, la harina de almortas y la molturación de piensos para el ganado siguió hasta el siglo XX. Queda noticia de que en Campo de Criptana, los molinos funcionaron hasta entrados los años 50.
Pasado, presente y futuro se funden en el Tiempo.
Nos vamos alejando y la estampa de los molinos se recorta en el horizonte
Gigantes en la lejanía