A mí no me interesa ser tu esposa ¡Yo quiero ser tu amante!
No quiero ser tu esposa, la que te prive de tu libertad, la que sea el grillete que ata tus manos y te enjaule en una cárcel para alejarte de ti mismo. Yo quiero ser tu amante, esa que usa como bandera la palabra amor y reescribe este verbo en pasado, presente y futuro haciendo que entre los dos descubramos lo que significa la libertad.
No quiero ser tu esposa, esa que es impuesta como un castigo, esa con la que se vives como imposición y que ejerce el rol de verdugo de tu alma. Yo quiero ser tu amante, esa con la que vives por decisión propia, a la que eliges todos los días nuevamente porque así lo dicta a tu alma, y porque es el lugar al que conducen todos los caminos de tu corazón.
No quiero ser la costumbre que anula la sorpresa, no quiero que me digan que la costumbre es más fuerte que el amor. Quiero ser la muestra de que el amor es más fuerte y que es amando precisamente como podemos reinventar el amor.
Quiero vivir mi vida contigo desde el amor, no desde la condena. Quiero verte despertar día a día y descubrir en tus ojos esa llama del amor para ver el salir el sol. Quiero que pasemos horas desnudos de ropas y de prejuicios para descubrir todos esos laberintos que conducen a nosotros mismos y encontrar el camino de regreso tomados de la mano.
Quiero que entre los dos resignifiquemos el diccionario y entendamos que para compartir la vida es imperativo el verbo amar. Que amante no es aquella a la que guardas en secreto, sino esa que te da la alegría de gritar su nombre a los cuatro vientos, porque el único modo posible de amar es viviendo en la verdad.
Quiero amarte y derramar mi amor en cada una de tus horas, quiero ser el café de las mañanas, acompañarte a la fuente de las lágrimas, construir contigo sonrisas a dos manos que se transforman en lo que llamamos recuerdos. Quiero conocer a todos los que eres, a la persona que fuiste y al que serás, y sonreír al notar que cada parte de ti está impregnada con gotitas de mi alma.
Quiero compartir mi vida contigo, ver crecer a nuestros hijos, y que en cada tramo del camino el amor que siento por ti se multiplique acariciando con las yemas de los dedos galaxias escondidas, paraísos insospechados y milagros cotidianos que se transforman en el alimento de mis emociones, de tus emociones, de nuestras emociones… para que sea el tiempo el encargado de decir que hasta mi último latido fui tu amante.
Sí ¡Tu amante! esa que se siente dichosa de construir la vida contigo, que es feliz de ser amada desde lo más profundo del corazón y de los deseos. La que no necesita esperar días y meses por un encuentro efímero, y transforma cada instante de la vida en el mejor de los encuentros.
El verbo amar se ríe de las esposas, el verbo amar necesita amantes que ejerzan, que hagan del amor una entrega constante en la que cada instante sea una celebración del amor. ¿Ahora entiendes amor mío por qué quiero ser tu amante?
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