Editorial: Alfaguara
Páginas: 413
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-204-1860-5
Precio: 16,95€
SinopsisNoah y Jude son inseparables, dos hermanos absolutamente diferentes que se enfrentan al mundo juntos, complementándose. Con trece años, el solitario Noah dibuja sin parar, es un genio del arte y se ha enamorado en secreto de su carismático vecino. Con trece años, la atrevida Jude se lanza desde altísimos acantilados par a experimentar el subidón de adrenalina, lleva pintalabios muy llamativos y habla por los codos. Pero, tres años después, Jude y Noah casi no se hablan. Algo ha ocurrido entre ellos que ha roto a los mellizos de formas diferentes y dramáticas... Hasta que un día la vida de Jude cambia cuando conoce a un chico guapo, frágil y arrogante y a alguien más, una nueva fuerza aún más impredecible, y ligada a su pasado de forma inevitable.
ReseñaConocí “Te daría el mundo” gracias a una booktuber que escogió este libro como su favorito del año, y debido a su sinopsis y su llamativa portada, me sentí atraída por él. Varios meses después, tras haberlo buscado (sin éxito) en numerosas librerías, lo encontré por casualidad y por fin pude sumarlo a mi colección de libros. Con gran, gran, gran emoción y expectativas, comencé a leerlo, y ahora que lo he acabado solo puedo decir… meh.
Por si ese “meh” no ha sido lo suficientemente esclarecedor, me explicaré. El libro comenzó, aunque sin tener una trama definida, muy interesante y escrito de una manera sorprendente y casi mágica (recalco lo de casi). Pero, para mi humilde opinión, hacia la mitad de la obra, la historia se vuelve cursi, predecible y, consecuentemente, decae brutalmente con respecto a una primera mitad maravillosa.
Vayamos por partes. Tenemos a dos protagonistas: Noah y Jude, dos hermanos mellizos que nos irán contando una misma historia pero cada uno desde su propio punto de vista. Este es, para empezar, uno de los aspectos más sorprendentes que nos encontramos: Noah nos narra su vida con 13 años, y Jude nos narra la suya tres años después, con 16. Pasado y presente se van intercalando capítulo a capítulo. Una forma de narrar muy interesante que es uno de los mayores pros que he encontrado en la obra.
No hay mucho más que contar de la historia, no hay trama propiamente dicha. Simplemente, veremos cómo unos hermanos que se adoran se acaban distanciando, hasta el punto de prácticamente ni hablarse. A través de las páginas iremos conociendo los detalles que les llevaron a romper su relación, conociendo los sentimientos y los motivos de cada hermano. Amor, amistad, y sobretodo arte, arte a raudales, la gran pasión que los dos hermanos sienten hacia él, son los temas más recurrentes del libro.
En cuanto a los personajes, poco que contar. Sin duda, mi gran favorito es Noah. El chico tímido, retraído, sensible y apasionado de la pintura que, tras una serie de golpes de la vida, acaba convirtiéndose en un chico normal y corriente que sale con amigos y que ha olvidado que posee un don para pintar. Sin llegar a sentirme identificada con él en ningún momento, en seguida sentí cariño e interés por Noah, siendo sus narraciones como protagonista las que más me han hecho disfrutar (de hecho, por mí podría haber sido Noah el protagonista y narrador del libro entero y seguramente lo habría disfrutado más). Su historia de amor con Brian, su carismático vecino, es de lo más interesante y no resulta nada cursi, cargante ni predecible, todo lo contrario de lo que ocurre con Jude y su pretendiente (no diré su nombre para no hacer spoilers), que para mí es lo peor y lo más aburrido del libro. Jude es el polo opuesto a Noah: popular y extrovertida, aunque con el tiempo acabará encerrándose en sí misma y perdiendo la popularidad y belleza que la caracterizaban. Seré breve: Jude no me gusta. No me gusta ni un pelo. Y su relación de amor, para mi gusto, destroza el libro. Pero no incidiré más en el tema.
"Platón decía que, al principio de los tiempos, existían unos seres dotados de cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas. Se sentían completos, pletóricos y poderosos. Tan poderosos que Zeus los cortó en dos y esparció las mitades por el mundo, condenando así a los seres humanos a buscar por siempre la mitad que compartía su misma alma. Solo los más afortunados encuentran a su parte perdida"Lo mejor de esta historia para mí ha sido la manera tan fluida y… ¿cómo decirlo?, ¿poética?, ¿musical?, que tiene de narrar la autora. Hasta las partes más aburridas del libro se hacen fáciles y entretenidas de leer gracias a su ritmo endiabladamente dinámico, además de tener muchísimos puntazos (partes con mucha gracia, vamos) con los que es imposible no reírse, así como la fascinación y respeto que derrochan casi todos los personajes por el arte. Solo por esto que acabo de mencionar ya merece la pena leer el libro. También es un punto a favor que Noah sea gay sin que el tema se convierta en un drama que ocupa el 80% de las páginas. Se trata la homosexualidad con mucha normalidad, y prácticamente no tiene relevancia dentro de la historia. Y no me cansaré de decirlo: su historia de amor con Brian es una gozada.
¿Lo peor? Que el libro decae mucho a partir de la mitad, dándole, para mi gusto, demasiado protagonismo al amor y poco a otros temas de mayor importancia. También los capítulos con Jude como protagonista no están a la altura de los capítulos de Noah, aunque cierto es que siempre se mantiene el interés en la trama puesto que en cada capítulo se resuelven varias incógnitas y se profundiza en la historia. Aunque lo peor, lo más indignante de todo es el final. Sin entrar en spoilers diré que es el final más cursi, predecible y excesivamente feliz que he leído nunca. El final ha sido lo peor de todo, sin duda.
En resumen, un libro que devoré en un par de días por su magnífica narración y su maravilloso protagonista masculino, y también sea dicho, por la forma en que se trata el arte. Un libro que he disfrutado muchísimo a pesar de todos los contras, aunque no puedo evitar sentirme algo decepcionada debido a un mal final (para mí). Valoración muy positiva, pero no es ni de lejos un libro perfecto. Muy bonito, entretenido y con montones de citas para apuntar y releer. Altamente recomendado para los amantes de los finales felices. Poco recomendado para aquellos que tendáis (como yo) a vomitar arcoíris ante altas dosis de felicidad, aunque puede que incluso vosotros seáis capaces de disfrutarlo y sacarle mucho jugo (como yo).