Aunque hace un par de semanas que terminaron mis 15 días de vacaciones de verano, no penséis que me he olvidado de vosotros. La verdad es que he estado trasteando mucho con el blog con nuevas ideas para la nueva temporada. Pero antes de empezar a colgar algunas entradas que ya tengo preparadas para vosotros, este año me apetecía contaros lo que he hecho en estas dos semanas. Me apetecía haceros partícipe y mostraros rincones que quizá no conozcáis, que os apetezca recordar o que os sirva de idea para cuando tengáis la oportunidad de escaparos.
Han sido unas vacaciones sencillitas y muy familiares, pero me han parecido tan completas que os aseguro que la sensación que tuve al volver a trabajar es de haber estado mucho tiempo fuera. Los que me seguís por facebook e instagram ya tenéis alguna idea de por donde hemos andado estos días.
CARTAGENA
Desde hace varios años uno de nuestros destinos fijos cada verano es Cartagena. La razón primordiar por la que siempre vamos es porque mis suegros viven allí y aprovechamos para bajar a verlos y, como no, de paso disfrutar de una ciudad tan elegante e histórica, de sus playas y de su gastronomía.
Hablar de Cartagena me llevaría más de un post y, como diría Michael Ende "esta historia será contada en otro momento"... Realmente y teniendo en cuenta que solo disponíamos de 5 días, teníamos claro que aprovecharíamos para ir a las playas naturales de Calblanque que son paradisiacas.
Hay restricción de acceso con vehículos y solo se puede llegar a ellas en autobuses, pero la verdad es que lo tienen muy bien organizado. Desde mi punto de vista, merece la pena pagar y depender del autobús porque te garantiza el poder disfrutar de unas playas preciosas, limpias y nada sobrecargadas de gente.
El resto del tiempo aprovechamos para ver a algunos amigos y disfrutar de la gastronomía murciana. Como cada año, inauguramos la búsqueda de la marinera perfecta y, aunque hay que reconocer que el nivel era muy alto porque en Cartagena, vayas donde vayas, se come muy bien, este año decidimos que la que más nos gustó fue la de La Tapería. Pero que no se relajen que el año que viene volveremos a inaugurar la búsqueda.
La única visita turísitica que hicimos en esta ocasión fue la del Museo Naval. Como imaginarás, este museo, ubicado junto al puerto de Cartagena, te narra la historia naval española. Te guste o no la temática, desde luego merece la pena verlo porque es muy interesante además de ser un museo muy agradable de ver. Como colofón, puedes asomarte al submarino de Isaac Peral.
Volver a Cartagena siempre es un placer y siempre nos quedan cosas por ver.
PONTEVEDRA
Pontevedra era una visita que teníamos pendiente desde hacía mucho tiempo y, ya que una boda en un pueblo de Toledo nos hizo regresar a Madrid justo en mitad de las vacaciones, decidimos aprovechar para tirar después hacia el norte. Allí nos esperaba la tía Carmina que llevaba tiempo diciéndonos que subiéramos a Pontevedra y, sin duda alguna, ejerció como la mejor de las guías.
A pesar de haber recorrido en varias ocasiones el norte de España de este a oeste, la verdad es que no recuerdo haber visitado Pontevedra y, como era de esperar, me encantó. El casco antiguo es peatonal, todo un acierto que hace mucho más agradable la visita por esas encantadoras calles de piedra llenas de ambiente, tiendas, bares y rincones preciosos.
Os aconsejo visitar la Iglesia de la Virgen Peregrina, la Basílica de Santa María y el Convento de San Francisco y parar a tomar un café en el Parador de Pontevedra.
Aprovechamos los días que teníamos por delante para hacer unas excursiones. Nos acercamos a Combarro, un pueblo que está apenas a 20 minutos de Pontevedra y que merece la pena visitar por sus hórreos y su casco antiguo.
Aunque muchas son las visitas que he hecho a esta ciudad, no podíamos dejar de acercarnos a Santiago de Compostela y allí que nos fuimos a abrazar al Santo y a ver el cambio brutal que le están dando a la Catedral con la restauración. Se hacer raro no verla con su "verdín".
Y por último, la excursión estrella: las Islas Cíes. Era la primera vez que las visitaba y me encantaron. Desconocía que España contara con un rincón flotante tan espectacular. Las playas son de blanco nácar, el agua de azul acero y el resto todo verde... ¿Quién dijo que hay que irse al Caribe para ver playas preciosas?
En la isla puedes realizar cuatro rutas. Nosotros nos decantamos por la ruta al Faro Monte Faro (7km) que ofrece unas vistas espectaculares desde el punto más alto de la isla.
Andados ya los 7km, con una tremenda sensación de haber disfrutado de la isla como dos de Los Cinco y con la añoranza de un sombrero que tenía alma de gaviota, dimos por finalizada nuestra visita a las Islas Cíes. Pero sin duda, volveremos, seguro que volveremos.
Y así es como dieron de sí mis dos semanas de vacaciones. Desde luego este año no puedo decir que no las hayamos aprovechado bien. Me quedo con lo bello que es nuestro país, con las claritas con limón de después de la playa, con la deliciosa sensación de sentirme como en casa en Cartagena, con las comiditas de mi suegra (¡¡Hay que ver qué mano tiene!!). Me quedo con la tremenda energía y generosidad de la tía Carmina (todo un ejemplo), con ese regalo que me hizo (no sé si realmente sabrá que para mi es un pequeño tesoro). Me quedo con el abrazo al Santo y me quedo con Galicia que nunca, nunca decepciona.
¡¡Listos para comenzar con la rutina!!
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