Hace alrededor de 20 días mi familia y yo visitamos la Ciudad de México, era mi primera vez en esta bella ciudad y de entrada lo que más me llamó la atención desde la ventanilla del avión era la cantidad de edificios que había ¡Era impresionante! Yo vivo en Monterrey, Nuevo León y creía que mi ciudad tenía bastantes edificios, pero de verdad que Ciudad de México tiene edificios en otro nivel, en esta publicación no voy a hablar en general de la Ciudad de México, aunque si puedo decirles que el tour culinario fue algo de otro mundo, el primer día comimos en un restaurante que se llama Villa María, estaba ¡Delicioso! ahí comí varias cosas, pero lo que más me gustó fueron los Huazontles con mole poblano y el Pipián, ya había oído hablar a la tía Carmela (Una señora de una excelente y preciosa familia que conocí en las vacaciones de semana santa) sobre este platillo, ella me pasó una recetilla que pronto voy a preparar, y otro de los días fuimos a desayunar unos tacos de canasta de un señor que se ponía cerca de nuestro hotel, tampoco se me olvida que el día de mi cumpleaños fuimos a comer a “La Casa de Toño” y ahí probé un delicioso pozole, también visité a mi familia que vive en Xochimilco y mis tías prepararon comida deliciosa, como pambazos, sopes, chicharrón, quesadillas de queso y muchas cosas más, me la pasé de lo mejor cuando fuimos a Xochimilco, pues conocí a mis tías, tíos y primos y platicamos tanto que sentía como si tuviera toda la vida de conocerlas, pero bueno hoy voy a platicarles de MUCHO: Mundo Chocolate : El museo de Chocolate, este museo definitivamente fue mi favorito (si, aún más que el del Castillo de Chapultepec) por que aparte de sus exhibiciones súper entretenidas y dinámicas el lugar era precioso, tenía un mural hermoso, no pregunté por quién fue pintado pero de verdad que era muy bonito. Este mural se encontraba en la tienda de chocolates del museo, en la cual me atrevo a decir que vendían los chocolates más deliciosos que he probado, he probado incluso los del chocolatero José Ramón Castillo, pero ningunos como los que realizan en MUCHO.
Fotografía de: Mariah del Río (@mariadelrio en instagram – mariahdelrio.wordpress.com)
Al llegar te obsequiaban granos de cacao y podías comerlos, claro que el cacao es súper amargo, pero uno no se quiere quedar con las ganas de probarlo, el guía del museo hizo que la explicación fuera de lo más divertida, todo lo que explicaba la daba tan amena que pudimos escucharlo hablar todo el recorrido sin aburrirnos, lo que más me gustó del museo es un cuarto en el que en el centro hay una mesa onda que tiene cacao en polvo dentro de ella y si rascas el cacao con un palito este despide un olor incomparable y el cuarto de los olores, que es un cuarto en el que hay diversos olores como el de la naranja, el de las almendras, la vainilla, etc y puede acercarte a olerlo, y lo que más llamó mi atención es un cuarto en el que las paredes están tapizadas con tablillas de chocolate, pues nunca había conocido un lugar que tuviera este tipo de exhibición.
¡El techo me encantó!
Este es el cuarto de los olores.
Fotografía de:Alfonso Velasco para MUCHO Mundo Chocolate.
El día de mi cumpleaños regresamos al Museo del Chocolate, pero esta vez fuimos a una cata y a un taller que dan los sábados, a nosotros nos tocó hacer un florero de chocolate. En la cata la Chef Michelle nos explico todo acerca del chocolate, desde el origen de este hasta el proceso de su elaboración, me gustó muchísimo la cata, pues en ella pudimos saborear el chocolate con nuestros 5 sentidos.
¡La cocina donde dieron la cata y el curso me encantó!
¡Y vean esta hermosa pared tapizada con moldes para pastel!
En el taller la chef Michelle nos enseñó a temperar el chocolate y a hacer figuras con el.
Si viven en la Ciudad de México ó si van a visitarla deberían de pasarse por este museo, pues todo lo que hay y exhiben en el es súper interesante y es excelente para familias, pues hay muchísimas dinámicas súper divertidas y lo mejor es que esta a aproximadamente a 5 minutos caminando desde el Museo de Cera y el Museo de Ripley.
– Un grande abrazo, Ana