El 2 de mayo de 1808, de Francisco de Goya
La carga de los mamelucos muestra con todo detalle lo que ocurrió. La escena refleja de una manera ruda y realista la ira del pueblo y el movimiento nervioso de los caballos y de los personajes, que luchan contra los invasores, le otorgan un dinamismo increíble a la pintura.
Si los ríos de sangre guardan un paralelismo interesante con ciertas obras de Géricault o Delacroix, máximos exponentes del romanticismo francés, el cuello verdoso de uno de los caballos recuerda en cierta manera al caballo de un pintor expresionista alemán del siglo XIX. El paisaje en el que se enmarca la escena aparece borroso, aunque podemos distinguir algunas de las construcciones de Madrid. De este modo, Goya consigue que centremos toda nuestra atención en la batalla y no en la arquitectura.
El 3 de mayo en Madrid
El 2 de mayo de 1808 precede al fusilamiento masivo del 3 de mayo y que el pintor también reflejó en otro de sus cuadros. Tanto el primero como el segundo se encuentran en el Museo Nacional del Prado de Madrid.