Una de las primeras paradas que debe hacerse es junto a las Murallas de Lugo, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que se mantiene todavía intacta tras 17 siglos desde su construcción. Se puede recorrer la ciudad desde lo alto de las mismas murallas, subiendo por escaleras construidas en el siglo XVIII (se accede a ellas por 10 puertas, situadas en distintos puntos de la ciudad).
En la Plaza Mayor de Lugo se encuentra el Ayuntamiento, cuya fachada se presenta con un estilo barroco, de orígenes gallegos.
Justo al lado opuesto del Ayuntamiento se encuentra la Catedral de Lugo, la cual es famosa por sus Capillas de San Froilán y la Virgen de los Ojos Grandes.
El Palacio Episcopal, que está enfrente forma, junto con la Catedral, la Plaza de Santa María.
Si se acercan hasta la parte vieja, pueden aprovechar para disfrutar de sus pinchos y tapas de los bares de la ciudad, que tienen también bastante fama (un pincho gratis con una consumición es la política en la mayoría de estos establecimientos).