Una historia de amistad
Lo que en un primer momento fueron saludos de buena educación entre vecinos de una misma comunidad, ha derivado en una relación propia de una abuela y un nieto. Ya que ahora que ella sufre una enfermedad con diganóstico grave, él cuida de ella en su casa. Lo cierto es que la historia es tan bonita que ojalá inspire a todas las propias familias para que pongan más atención en el cuidado de los mayores.
Este es también un ejemplo de amistad intergeneracional, es decir, de cómo conviene romper con los estereotipos asociados a la edad en un vínculo afectivo. Dos personas de diferente edad pueden aportarse muchas cosas buenas. Ella le aporta a él experiencia de vida, compañía, una perspectiva diferente, serenidad. Por el contrario, él le aporta a ella juventud de espíritu, cariño y nuevas ilusiones. Durante estos cuatros años han compartido planes cotidianos como dos amigos. Esta historia también es una puerta de esperanza porque nunca sabemos en qué momento y en qué lugar, podemos encontrarnos con alguien que cambie nuestra vida y la mejore con su presencia para siempre. En este caso, ella encontró en este joven actor al nieto que nunca tuvo.
Con motivo de su enfermedad, Norma ha sufrido diferentes ingresos hospitalarios. El equipo médico que le atiende le explicó en una de estas ocasiones que no podía regresar a su casa al no tener a nadie que le atienda. Fue en ese momento cuando Chris se ofreció a cuidarle personalmente. Ahora, ambos se hacen compañía y ella tiene una calidad de vida que seguro que eleva su nivel de resiliencia y su esperanza de presente, con una avanzada edad.
Es bonito conocer historias de este tipo porque nos muestran una luz, una forma de actuar que puede convertir este mundo en un espacio más humano. Existen distintos tipos de medicina en la superación de una enfermedad. Y Chris está ofreciendo a Norma la medicina emocional del cariño, las palabras de ánimo y el apoyo moral que rompe con el sufrimiento de la soledad en un momento de vulnerabilidad y enfermedad que fomenta la dependencia de los demás.
Esta es una de esas historias de las que debemos aprender, en lugar de quedarnos en la pura admiración de los protagonistas. Seguro que si tienes intención e interés, tú también puedes mejorar tu entorno a través detalles mucho más sencillos y cotidianos del día a día. Porque en este caso, querer sí es poder.