Es evidente que entre vascos y el resto de españoles existe una diferencia abismal. No hay más que ver Ocho apellidos vascos, filme que saca a la palestra las diferencias entre vascos y andaluces. ¿Pero somos realmente tal y como nos muestra la cinta de Emilio Martínez-Lázaro? Lo vemos.
Ocho apellidos vascos
Los vascos tenemos fama de ser trabajadores, y así es, a menudo nos comparáis con los países del norte de Europa. Somos hospitalarios, recibimos y acogemos en nuestra casa a los visitantes con amabilidad y toda clase de atenciones. Vale, los demás también.
Comemos y bebemos sin conocimiento, la lluvia y el frío nos invitan a beber en abundancia y a comer de cuchareo. A los vascos nos gusta quedar con los amigos e ir de pintxos, vinos o lo que surja. Toda celebración es una perfecta excusa para reunirnos en torno a la mesa.
Barra de pintxos
Hay tópicos muy reales, otros no tanto. En general, somos introvertidos, nos cuesta ligar, bailar en público y abrirnos a desconocidos, pero cuando lo hacemos creo que somos muy divertidos y simpáticos. Si te haces amigo de un vasco es para toda la vida, eso es así.
En Euskadi, además de música euskaldun, también escuchamos a Maluma, Pablo Alborán, Shakira, Luis Fonsi y Enrique Iglesias. A ver qué os pensáis. De sosos nada, la fiesta nos entusiasma y el bailoteo también.
Fiestas de Bilbao
A los vascos nos interesa mucho la política y hablamos de ella con frecuencia y sin tapujos, nos viene en los genes. Somos cotillas, nos gusta el salseo, por eso Telecinco fue la cadena que más vimos en octubre, muy a mi pesar. Eso sí, afortunadamente, y según las audiencias, somos más de Wyoming que de Pablo Motos. Informados sí; tontos no.
También tenemos fama de ser violentos y los hay quienes aún nos llaman terroristas. Gilipollas los hay por todos lados, claro está.
Al igual que las camisetas de los punkis o los polos de Ralph Lauren entre los pijos, muchos vascos independentistas se caracterizan por su peinado borroka. El flequillo de corte hachazo en ellas resulta inconfundible, aunque ya escasea.
Flequillo vasco
En nuestro día a día no levantamos piedras ni cortamos troncos. Nos encanta el ciclismo, subir al monte y disfrutamos de la naturaleza en cualquier época del año. Podrás encontrarnos en Salou, Berlín o Machu Picchu. ¿No dicen que viajar abre nuestra mente? Pues eso.
Levantamiento de piedra
Los vascos defendemos nuestros derechos y buscamos el bienestar de todos, por eso nuestra tasa de desempleo es de las más bajas y tenemos la mejor sanidad pública del estado. Un apunte: el País Vasco invierte en educación el doble que Cataluña o Madrid.
Vale, un poco fanfarrones sí que somos, pero tenemos mucho de lo que presumir y aportar. Aquí saludamos con un aupa o kaixo (hola) y nos despedimos con un entrañable y siempre tierno agur (adiós). Estamos muy arraigados a nuestra tierra y conservamos nuestras tradiciones ancestrales, como las danzas.
Dantzaris
¡Ah! Y no somos bordes, somos sinceros.