de tu sombra
dentro de
un lúgubre llanto,
dibujando el ocio
de perder el tiempo,
divagando en el borde
de las ramas
Cuelga el peso
de la fría noche
sembrando flores que
serán inmardecibles,
vistiendo los cantos
eufóricos de mi garganta,
añorando fe en un árbol
que yace sin raíces.