The Greasy Strangler, quiero más grasa

A falta de una película de Quentin Dupieux (aka Mr.Oizo) para esta 49ª edición del Festival de Sitges, el director y guionista de ABCs of Death 2 (segmento "G is for Grandad"), Jim Hosking, nos presenta The Greasy Strangler.

El film de Hosking es la cuasi perfecta alternativa al peculiar y absurdo cine de Dupieux. Con perdón de Swiss Army Man (que escribiré en los próximos días) el What The Fuck en mayúsculas del certamen es The Greasy Strangler, sin duda.

Cuando Big Ronnie y su hijo Big Brayden conocen a la solitaria turista Janet en la Disco Walking Tour, comenzará una lucha entre padre e hijo y nacerá el famoso "estrangulador grasiento".

The Greasy Strangler es pervertida, sucia y descaradamente escatológica. Motivo por el que, incluso dentro de su estilo underground, no agradará al público más alternativo.

El cine de Dupieux es, a menudo, más sesudo e ‘inteligente’, cosa que demostró muy bien en Reality. The Greasy Strangler es lo contrario, pero nos brinda escenas igual de risibles y locas que las películas del realizador de Rubber.

Una maratón de escenas degeneradas y absurdamente maravillosas, en lo argumental y en lo visual. No esperes encontrar un ápice de cine convencional y coherencia en la película de Hosking, porque no lo hay.


Sus tres personajes principales, Ronnie, Brayden y Janet interpretados con gran acierto por Michael St. Michaels (Mark of the Witch), Sky Elobar (Renegades) y Elizabeth De Razzo (Los 33), respectivamente, dan ‘sentido’ a la absurda, puerca y, nunca mejor dicho, grasienta historia.

El tridente parece sacado directamente de Freaks (La parada de los monstruos) y consigue que el film tenga carisma con una delirante representación de la convivencia entre ellos.

En su categoría, la más baja posible, en un producto tan medianamente accesible como acaba siendo The Greasy Strangler, los tres actores bordan a los dantescos personajes que representan. Las situaciones se tornan algo repetitivas en algún fragmento, pero consiguen que el amante de lo escatológico, lo gore y lo bizarro se desternille de la risa.


En la banda sonora compuesta por un desconocido Andrew Hung, me gustaría resaltar el tema principal (main theme) muy acorde con el tono visual de la película, es una delicia asquerosamente pegadiza que se mete en el cerebro como una larva en una película de Cronenberg.

Desde luego una activa propuesta underground mucho más divertida de ver en compañía. Solo, puede ser una experiencia menos disfrutable, o quizás no, depende mucho del sujeto.

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