Una de las tendencias gastronómicas y turísticas que están dando más que hablar en este caluroso verano 2015 es el auge de los llamados restaurantes “pop-up” o, en perfecto castellano de Cervantes: restaurantes que abren y cierran en un suspiro ofreciendo productos y servicios exclusivos por un tiempo breve y limitado. Este tipo de restaurantes basan su éxito en dos factores principales: la presencia de chefs nacionales e internacionales de renombre y la exclusividad que implica para el cliente disfrutar de una experiencia tan breve y limitada en el tiempo. Otras dos peculiaridades que convierten en éxito seguro estos restaurantes “pop-up” es su ubicación - fábricas abandonadas, antiguas estaciones ferroviarias…- y, también, el sorprendente trabajo de diseño e interiorismo que se realiza en estos espacios para que sus pocos y afortunados clientes disfruten de una experiencia sensorial y visual en el que se mezcle el gusto por el estilo y el amor por la gastronomía de alto nivel.
Desde luego, esta tendencia turística y de ocio no busca solo satisfacer las experiencias de los amantes del buen comer o de los aficionados al diseño, el lujo o la exclusividad; también es un excelente y rentable negocio para los empresarios y los chefs.
La tendencia “pop-up” se está consolidando ahora en las grandes ciudades españolas, pero en Estados Unidos y algunas capitales europeas famosas por iniciar modas y estilos de vida ya lleva más de una década dando mucho de qué hablar, satisfaciendo los paladares de los turistas más exigentes y mostrando una cara novedosa del sector turístico y gastronómico que, si tiene oportunidad, no debería dejar de conocer.
Por DimiTalen (Trabajo propio) [CC0], undefined