¿Cómo hacer que algo sea primitivo y vanguardista a la vez? Una pregunta con muchas respuestas entre las cuales indudablemente tiene que estar el trabajo fotográfico de Tania Oldyork y Roman Noven, Synchrodogs, dúo de artistas ucranianos cuyo excelente trabajo se ha contagiado ya a campañas con Bimba y Lola, Kenzo, Shiseido o la mismísima Lady Gaga; y a editoriales de moda o diseño en publicaciones tan prestigiosas como The Wall Street Journal, Esquire o Harpers Bazaar. Synchrodogs, Supernatural project (2015).
Sin embargo, donde su estilo luce de manera más deslumbrante es en sus proyectos personales, aquellos que les hicieron destacar en el saturado mercado de la fotografía artística. Interesados sobre todo en el desnudo y en la yuxtaposición entre el cuerpo humano y el paisaje, Synchrodogs consigue instantáneas profundamente salvajes que a la vez esconden una cuidadosa planificación y diseño de arte. Así, consiguen transportar a sus modelos (la mayor parte de las veces es la propia Oldyork la que posa, reivindicando así el papel del fotógrafo como técnico pero también performer) a un mundo más allá del puramente físico, a una dimensión de ensueño en la que los cuerpos poseen nuevos apéndices, brillan con mil colores bajo el sol o se elevan hacia la oscuridad de la noche. Synchrodogs, Supernatural project (2015).
Los suyos son trabajos de riesgo y valentía, como demuestra su Supernatural project, viaje de miles de kilómetros al corazón de Estados Unidos en el que, exponiéndose al calor del desierto y el frío de las noches, e inspirados por largas sesiones de meditación y sueños lúcidos, consiguieron enfrentar de nuevo el cuerpo con el paisaje de una forma que solo se puede calificar de sublime. Synchrodogs, Reverie sleep (2013). Synchrodogs, Reverie sleep (2013). Synchrodogs, Animalism, Naturalism (2013).