Son muchas las películas que, cuando uno las ve anunciadas en la cartelera, automáticamente las aparta, en el mejor de los casos para verlas desde la comodidad del sofá. Algunas de ellas sin motivo aparente, otras por una combinación de factores que nos hacen suponer que no vale la pena pagar la entrada para verla. Dentro de este grupo, a comienzos de marzo de 2018 se estrenó, con bastante buena aceptación, la cinta española “Sin rodeos”.
Nuestros motivos para el descarte automático de “Sin rodeos” fue, sobre todo, porque está dirigida por Santiago Segura, un director, para nosotros demasiado encasillado en su “Torrente” y en un abuso exagerado de los cameos de sus amiguitos. Con todo, hace pocos días, durante una sobremesa de una comida familiar, “Sin rodeos” apareció ante nuestros ojos y nos pusimos a verla sin pesárnoslo demasiado.
“Sin rodeos” empieza presentándonos a Paz (a quien da vida Maribel Verdú), una mujer de mediana edad con una vida aparentemente perfecta ya que, tiene amigos, trabajo, una pareja y un piso en una zona residencial de Madrid. Una foto casi perfecta que se desmorona cual castillo de naipes a las primeras secuencias.
Su pareja, Dante (Rafael Spregelburd) es un artista fracasado, vago, vividor y egoísta hasta la médula que pasa de Paz y de todos sus problemas. En el trabajo, aunque las cosas parecen ir bien, todo se tuerce cuando después de 15 años en la empresa, Borja (David Guapo) su mujeriego jefe, contrata a Alicia (Cristina Pedroche), una joven “influencer” para conectar con un público más joven.
Casi sin autoestima, Paz intenta recurrir a su amiga Vanessa (Cristina Cataño) para contarle sus problemas, aunque su amiga, sumergida en sus rutinas de gimnasio y su faceta de exnovia acosadora, ignora completamente a Paz.
Agotada, pisoteada por todos y harta de callarse sus sentimientos, una noche de insomnio Paz ve en la televisión el anuncio de un estrafalario sanador, el hindú Amil Narayan (Santiago Segura) y como solución desesperada decide acercarse hasta su consulta.
Amil, que parece conocer a la perfección lo que le pasa a Paz, le ofrece a esta una potente poción milenaria que, tomada poco a poco, le ayudará a liberar su tensión y recuperar poco a poco su vida. Con todo, en un ataque de ansiedad, la protagonista de la historia se toma de un trago la poción, provocándole una sorprendente reacción. Aunque como ya os podéis imaginar, aquí no encontraréis detalles de dicha reacción, jejeje.
Técnicamente, “Sin rodeos” nos ha parecido una cinta tremendamente simplona, aunque no os negaremos que entretenida y agradable, ideal para una tarde/noche de sofá sin demasiadas pretensiones. Segura, el director de “Sin rodeos”, pese a deshacerse con solvencia de la imagen de su Torrente, con esta cinta ha continuado explotando hasta la saturación, otro de sus grandes tics, el cameo de sus amiguitos (aquí tienen papel, desde Mario Vaquerizo hasta Cañita Brava pasando por el Gran Wyoming, Alaska o Florentino Fernández).
Desde el punto de vista interpretativo os diremos que, en su reparto encontramos una de las mejores bazas de “Sin rodeos”, Maribel Verdú, su protagonista. En esta ocasión, la madrileña consigue con su trabajo aguantar, dando vida a su personaje simpático, complaciente y sufrido, aguantar totalmente una cinta que, sin ella, seguramente haría aguas por todas partes. Por nuestra parte, un excelente para ella.
Más plana, impersonal y repleta de estereotipos de lo necesario y deseable, nuestra nota final para “Sin rodeos” es de un 6 sobre 10, simplemente porque como comedia ligera, funciona.
Título original: “Sin rodeos” – España – 2018
Dirigida por: Santiago Segura
Duración: 87 minutos
Género: comedia