Seres únicos

“Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere”. Meryl Streep



Siéntete guapa, pero lee nuestro artículo para estar guapa de verdad -de hecho, no eres guapa, solo te lo hacemos creer para luego negártelo a base de cosmético y sesión de belleza-. Siéntete bien con tu cuerpo, pero lee estos consejos para adelgazar y fíjate bien, que además vienen varios ejercicios que puedes hacer -que está bien que te quieras con ese físico, pero es que así estarás mejor, ya verás-.

No sigas a influencers, ten personalidad propia -pero nosotros seguiremos mandándoles productos a ellos solo, humano pardillo, para que a través de sus redes te los cuelen hasta con calzador-. Sé feminista, lucha por la igualdad, defiende tus derechos -pero mira en el siguiente link cómo ser más sexy, cómo estar más mona y ojo: sigue estas normas para conquistar a cualquier chico, que a fin de cuentas es lo que cuenta. Lo de feminista lo puedes llevar en el print de la camiseta y ya está, con eso sobra.

Disfruta de lo sencillo, ahí reside la felicidad –pero no repitas modelito ni vayas a bares de mala muerte, que las fotos no quedan igual que las que se sacan en sitios cuquis. Aquí te dejamos nuestra Wish List de sitios, zapatos, viajes y tal, que irse al pueblo y calzarse las Victoria falsas está muy bien pero… tampoco nos pasemos. Persigue tus sueños –que ya nos ocuparemos de venderte un buen curso que no te servirá de mucho, o de publicarte un libro o un disco del que nos llevaremos el 90% de beneficio, o de pedirte 5 años de experiencia a los 22 y un montón de titulaciones que solo alguien con varias vidas acumuladas puede tener (y pagar)-.

Los 30 son los nuevos 20 y los 40 los nuevos 30 -pero atenta a estos consejos para vestir acorde a tu edad y para acabar con esas arrugas incipientes-. Ser soltera ahora mola –pero a ver, hija, tampoco te lo vayas a creer del todo. ¿De verdad quieres quedarte a vestir santos?

Me bajo del mundo.

Estos son solo algunos de los ejemplos que a diario vemos y sentimos como grandísimas incongruencias. Las dos caras de la moneda. La sonrisa y la puñalada. Las mil maneras que tienen de decirnos que seamos felices con lo que somos y lo que tenemos pero al mismo tiempo nos están tratando de convencer de lo contrario. Las redes, mal utilizadas, se han convertido en ese amigo falso que empatiza contigo hasta que saca de ti lo que quiere y luego te deja tirado.



Por ello, en esta tarde que anuncia tormenta, mientras escucho canciones de las que escuchaba cuando iba al instituto, me ha dado por pensar en si algún día dejaremos de hacer caso a tanto ruido y obedeceremos a lo único que hay que seguir a ciegas: nuestro tullido y torpe corazón. ¿Sabéis cuando tenéis claro que queréis algo desde un principio pero os da por pedir opinión y al final acabáis haciendo lo que otros harían y no lo que vosotros teníais realmente en la cabeza? Esto va un poco por ese camino. ¿Por qué no acostumbramos solo a coger lo que nos interesa de un consejo, artículo o forma de vida y lo amoldamos a lo que nuestro cuerpo y alma nos piden? ¿Por qué en lugar de tratar de cambiar el mundo dejamos que el mundo se nos coma a nosotros?

El otro día vi uno de mis capítulos favoritos de Sexo en Nueva York en el que Carrie se pregunta -como ya lo hizo Julia en Pretty Woman- por qué lo malo es siempre más fácil de creer. ¿Será que nos educan en la negatividad por sistema para que siempre arrastremos ese sentimiento de inferioridad que nos impida alcanzar realmente nuestros sueños? Esto es como quien te enseña un trozo de tarta pero te dice que no puedes comer: lucha por tus sueños, pero te lo pondremos tan difícil que querrás abandonarlos antes de probarlos.

Es como enseñar a un pájaro a volar tras haberle roto las alas.



Pero ¿sabéis qué? Toda esa bazofia -por suerte- tiene menos poder sobre nosotros de lo que pensamos. Porque somos mucho más listos de lo que creemos, mucho más espabilados y muchísimo más buenos que todas esas tonterías sin sentido. Nosotros sabemos lo que realmente cuenta, solo tenemos que recordarlo un poco más a menudo.

Todos somos manipulables en algún momento de nuestra vida por culpa del miedo o la inseguridad, pero siempre acabamos resurgiendo más fuertes que nunca. Así que ignoremos todo el ruido que se genera a nuestro alrededor y quedémonos con lo bueno, con ese silencio elegido, con lo que nos haga bien únicamente y con lo que no nos maree. Porque cualquier cosa que maree no puede ser buena (en mi caso se aplica incluso a los barcos). Las cosas claras, como el agua. Todo lo que se vea turbio… adiós.

Así que menos pantallas y más amigos. Menos artículos absurdos y más libros. Menos consejos no solicitados y más cervezas. Y más pizza. Y a la mierda las dietas. En cambio, menos Wish List y más Netflix a medias. Más zapatillas manchadas de conciertos y menos Louboutin. Más viajes sin compartir a cada segundo lo que haces. Menos opinar y más hacer. Menos pensar que somos uno más y más darnos cuenta de que somos únicos. Menos criticar a los demás y más amar, joder.

A fin de cuentas, qué nos queda si no.



Y para las alas, un poco de escayola, un tiempo de reposo y… a volver a volar.

M.

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