Ser un marginado es algo natural en un contexto que, como éstos, están repletos de violencia. Asimismo, convertirse en alguien sin convicciones se vuelve algo natural cuando la sociedad entera te ha dado la espalda.
Peor aún es no poder renunciar a tus deseos y emociones, nadie es capaz de ser antipático consigo mismo, pese a estar en un panorama tan poco optimista. Eso nos hace reflexionar Leo (Felix Maritaud), un joven que vive en la calle y que se prostituye en la carretera para sobrevivir, costear sus adicciones y para encontrar, irónicamente, el abrazo y la protección que jamás ha tenido.
Salvaje (Sauvage) la ópera prima del director francés Camille Vidal-Naquet narra la historia de un joven obstinado que desea encontrar compañía y afecto en una sociedad que parece haberse olvidado de la empatía y que sólo ve en él la forma de obtener algún provecho.
Pese a ser un joven con la salud deteriorada, notablemente desnutrido, harapiento y sucio, sus clientes no buscan en él la compañía que Leo, por el contrario, anhela. Todos ellos, sin excepción, lo utilizan para depositar en él sus problemas, perversiones y crisis existenciales.
Una pareja gay se aprovecha de él, como si Leo fuera un objeto sexual lo sodomizan con todo tipo de artefactos, para después correrlo de su casa sin pago. Otro hombre intenta besarlo en contra de su voluntad, otro más se lo lleva para torturarlo e incluso quien jura amarlo, lo quiere para él porque no soporta su soledad.
Dos momentos de amor, es lo único que Leo obtiene en toda esta historia que es su vida, mismos que están dotados de una belleza absoluta. Uno de ellos es cuando inesperadamente abraza a una doctora en medio de su consulta y otro más sucede, momentos antes, cuando se acurruca en los brazos de un anciano que echa de menos las caricias de su esposa.
Un elemento un tanto negativo en la película de Vidal-Naquet es esa excesiva necesidad cultural, propia de los franceses, muy presente en su cine y su literatura, de querer embellecer la pobreza, en un contexto que necesita rebasar y romper con ese romanticismo y sensiblería alrededor de problemas tan delicados como las personas en situación de calle.
De ahí en fuera, Salvaje (Sauvage) no tiene ningún, pero y es una propuesta interesante acerca del amor, la libertad y la necesidad de encargar pese a ser un marginado.