Su cálculo se basó en un modelo matemático concebido con la premisa de que los organismos de los planetas deberían obedecer a las mismas leyes de conservación de la energía que en la Tierra (de modo tal que los animales más grandes necesitan más recursos y gastan más energía, por lo que son escasos en comparación con los más pequeños). Así pudo calcular que un extraterrestre promedio debería pesar unos 300 kilogramos. Simpson da por supuesto que en el universo hay muchos más organismos pequeños que grandes, y más planetas habitados por organismos pequeños que habitados por organismos grandes, y establece que hay un tamaño mínimo para la vida inteligente.
Basándose en el rango de tamaño de los animales de la Tierra imaginó la distribución de tamaños de organismos en otros planetas y elaboró un promedio para llegar a la conclusión. En línea con esta investigación, el especialista Seth Shostak, del instituto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence), agrega que considera posible que los extraterrestres sean de un tamaño aproximado al que propone Simpson, dado que los animales más grandes viven más, y en vidas más extensas es más probable que se desarrolle una tecnología para entrar en contacto con otras civilizaciones.