Beth OLeary
Querido diario:
Que Suma de letras es una de mis editoriales favoritas no es un secreto precisamente y esta vez quiero darle las gracias por este libro de aspecto tan cuidado ¡¡el lateral de las hojas es color fucsia!!
Tiffy Moore necesita un piso barato, y con urgencia. Leon Twomey trabaja de noche y anda escaso de dinero. Sus amigos piensan que están locos pero es la solución ideal: Leon usa la cama mientras Tiffy está en la oficina durante el día y ella dispone del apartamento el resto del tiempo. Y su modo de comunicarse mediante notas es divertido y parece funcionar de maravilla para resolver las vitales cuestiones de quién se ha acabado la mantequilla y si la tapa del váter debería estar subida o bajada.
Claro que si a eso se añaden exnovios obsesivos, clientes exigentes, hermanos encarcelados por error y, lo más importante, el hecho de que aún no se conocen, Tiffy y Leon están a punto de descubrir que lograr la convivencia perfecta no es fácil. Y que convertirse en amigos puede ser solo el principio...
Me encantan los líos de compañeros de piso, yo pensaba que había tenido los más raros pero leo estas novelas y me reconforta ¡podría haber sido peor! ¿conocéis el concepto de cama caliente? yo lo conozco por amigos que han trabajado en un submarino, mientras unos duermen, otros trabajan, se despiertan unos y los otros se acuestan, de forma que dos personas usan la misma cama y por lo tanto... siempre está caliente. Me vino a la mente en cuanto leí la premisa de este libro y es que a veces para abaratar costes y sobrevivir hacemos lo que sea necesario.
Me ha hecho mucha gracia el sistema de notas, yo lo uso mucho con mis compañeros y a veces se producen unos malentendidos que en la vida real te cabrean pero en las novelas te desternillas y eso, unido a los personajes tan característicos y esas vidas a punto de romperse hacen que te enganches y fácilmente te ves acabando un libro de casi 500 páginas en cuestión de un par de días o tres.
No os voy a engañar, no es una comedia, tiene sus momentos duros y un trasfondo que te hace empatizar con los personajes pero sobre todo me quedo con el formato pues el hecho de que los protagonistas solo se conozcan a través de la correspondencia me me devuelto a mi época de instituto en la que dos alumnos usábamos el mismo pupitre, solo que uno en el turno de mañana y otro en el de la tarde, a veces dejábamos notas para que el otro la leyera y cuando te respondían podías llega a entablar una bonita amistad ¡sin verse!
Sé que, con la llegada de las nuevas tecnologías, como el Whatsapp, este tipo de conversaciones a través de notas escritas os resultará algo lento, sobre todo a los de la generación zeta pero, creedme, tiene su encanto y podéis comprobarlo con esta historia que seguro que no os deja indiferentes, dadle una oportunidad.
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