Éric Marchal
Querido diario:
Quiero dar las gracias a Edición Anticipada por este ejemplar.
Sinopsis:
Londres, 1908. A pesar de la tirantez que se respira bajo el reinado de Eduardo VI, en las calles londinenses late el germen de la revolución. Mientras el viejo mundo se aferra a sus costumbres, una joven y valiente sufragista, un atractivo médico mestizo y un excéntrico aristócrata se dejan la piel para defender sus ideales de igualdad entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres. En su arriesgado camino hacia una sociedad más justa, se enfrentarán a dos enemigos en apariencia imbatibles: el poder establecido y un misterioso personaje apodado El Apóstol.
Una novela de aventuras de un trío de rebeldes que luchan frente al poder establecido y que tienen como causa el feminismo y la justicia social.
Este libro tiene cosas que me gustan y cosas que no me entusiasman. Por ejemplo, la premisa, con esa temática de lucha por la igualdad, me fascina. Después seguimos con el contexto, sobre todo al principio de la obra en el que te sumerge en ese momento histórico tan complicado, donde unas personas luchan por los derechos que les pertenecen en un entorno bastante hostil, con la revolución llamando a las puertas. Si hace unos años nos hubieran dicho que hasta se escribirían libros sobre lo que sucedió, a todos esos conservadores les habría dado un ataque, creo que eso es lo mejor de poder leer historias así, que, como vives en el presente, sabes perfectamente cómo acaba.
El autor ha llevado a cabo una importantísima labor de documentación y la contextualización que consigue es exquisita. La pena que me queda es que se haya extendido tanto, haciéndose, en algunas ocasiones, un tanto repetitivo. Hay partes que, bajo mi humilde opinión, se podrían haber resumido bastante. O quizás puedo estar acostumbrada a historias novelizadas que van más al grano. En su conjunto el libro cumple su función y lo hace con muy buena nota. Si te gusta la novela histórica y quieres conocer las bases del feminismo actual, creo que podría interesarte echarle un vistazo a los primeros capítulos.
Me gustaría aprovechar mi reseña para darle las gracias, de forma simbólica a todas esas mujeres, ya fallecidas, que lucharon de alguna manera por los derechos de todas, de ellas mismas y de todas las que llegamos después. Siempre me preguntaré si, de haber sido yo una mujer de ese tiempo, me habría acobardado en una comodidad y sumisión sin peligro o si, por el contrario, habría alzado mi voz y luchado por mis derechos. Hoy tenemos que seguir trabajando, pero tenemos que confesar que ya no es lo mismo, el camino ya está acomodado y solo tenemos que continuarlo. A las pioneras que pisaron fuerte una vez, mi más agradecido abrazo. Sirvan también estas palabras para las descendientes de esas mujeres, sentíos orgullosas.
Fuente: este post proviene de Diario de una Chicka Lit, donde puedes consultar el contenido original.
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