Ava Dellaira
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Querida Laurel:
Eres la protagonista de esta tierna y triste historia, dulce y agria por momentos, puede que no seas real pero en el mundo hay tantas Laurel que hemos pasado por situaciones tan parecidas que de alguna manera, a través de canciones y libros tan bonitos como éste, nos entendemos y podemos sentirnos unidas en el dolor, la rabia o la tristeza, porque estos sentimientos también forman parte de la vida, como la alegría o la felicidad y a veces dan como fruto algo hermoso como lo es la buena literatura.
Dale las gracias de mi parte a Ava, tu creadora, que ha sabido expresar en forma de cartas, las emociones por las que atraviesa cualquier persona que ha perdido a un alguien especial que ha transformado su mundo al marcharse y también quiero que le agradezcas a la Agencia Sandra Bruna haberme hecho llegar este ejemplar que tanto he disfrutado.
Porque realmente lo he disfrutado, pues aunque me ha hecho recordar momentos muy duros y me ha hecho llorar, también ha sido bonito pues las cosas suceden como sucede la vida, tan cruel y tan hermosa por momentos. De eso va este libro, de cómo a través de escribir cartas a personalidades difuntas, una chica cualquiera intenta afrontar algo que no ha pedido y que ha deshecho totalmente su vida que no era perfecta pero al menos tenía a su lado a la persona que más quería.
Sé que no es un libro para todos los públicos y que es de esa clase de lecturas que, la amas o la odias, pero a mí me encantan este tipo de historias, me remueven por dentro y me hacen recordar que a veces la vida son ratitos sumados y que uno de esos ratitos no tiene por qué condicionar el resto de tu vida, pero esos otros ratitos especiales, esos que hacen que merezca la pena vivir, los valoramos porque también existen los contrarios, esos en los que te convences de no querer seguir viviendo. Pero sigues viviendo.
Muy probablemente a algunas personas esta lectura no les habrá sabido a nada pero para aquéllas que hayan entendido la esencia de cada párrafo y que hayan gritado, llorado y echado de menos como la protagonista, entenderán mi amor por las historias tristes.
Atentamente,
Ángeles