Eduardo Alonso
Ilustraciones de Tha
Querido diario:
No podría haber edición más bonita para una historia tan desgarradora. Mil gracias a Vicens Vives por este ejemplar que no me esperaba en tapa dura y aunque ya había leído el Diario de Ana Frank, me ha encantando volver a dejarme llevar por este testimonio que no morirá nunca.
Tras la invasión de Holanda, los Frank, comerciantes judíos alemanes emigrados a Amsterdam en 1933, se ocultaron de la Gestapo en una buhardilla anexa al edificio donde el padre de Ana tenía sus oficinas. Eran ocho personas y permanecieron recluidas desde 1942 hasta 1944, año en el que fueron detenidos y enviados a campos de concentración. En ese lugar y en las más precarias condiciones, Ana, de trece años, escribió su estremecedor diario: un testimonio único en su género sobre el horror y la barbarie nazi, y sobre los sentimientos y experiencias de la propia Ana y sus acompañantes.Sé que se trata de una historia dura y que muchas personas aún no se atreven a adentrarse en ella, pero yo no puedo más que animaros a que conozcáis lo que una niña conocía como su gran verdad, lo que vivieron muchas personas y poquísimas pudieron contarlo. No, no es una historia de ficción, en este caso la realidad lleva la delantera.
A pesar del miedo el y hambre en el cerebro siempre queda una ventana que tiene dos caminos: paralizarse y no hacer absolutamente nada dejándose morir sin esperanza o luchar, aunque luchar signifique solo contar qué está pasando, ¿para qué? para que otras personas podamos saber qué ocurrió, a quiénes y cómo. Pues cuando la historia la escriben los ganadores, nos perdemos la otra parte, esa que no nos contarían nunca para que recordemos solo lo que han decidido que debemos recordar.
De ahí que debamos darle las gracias al padre de Ana que tuvo el arrojo de publicar el diario de su hija, que a mí, tanto me llegó al corazón, lo cogí prestado de la biblioteca hace años y después de leer este ejemplar, sigo pensando lo mismo ¡y lo reafirmo! siendo tan cruel y desnudo, este testimonio es y será una de mis lecturas favoritas, no porque me guste regodearme en el sufrimiento ajeno sino porque me hace aprender mucho de los demás, por lo pronto, me hace valorar y apreciar muchísimo todo lo que tengo, mi libertad, mi capacidad de expresión, que nunca me falta un plato de comida y la seguridad de vivir en un país en el que no me encerrarán sin razón ni me arrancarán de mi hogar.
Todo ésto que cuento, puede parecer una obviedad pero a veces, con este frenético ritmo de vida de consumismo y superficialidad olvidamos lo que tenemos y solo podemos observar aquéllo que deseamos, sin darnos cuenta de que no es más rico el que más cosas consigue sino aquél que es capaz de desear lo que ya tiene y darle el valor que se merece. Ésto y mucho más me lo han enseñado libros como éste.
Y por si fuera poco, aquí vais a tener una visión mucho más amplia de cómo vivió el Holocausto una familia de judíos y al finalizar las páginas os regala una pequeña ficha de cada una de las personas que convivieron con Ana. Para mí es una de las mejores ediciones que he tenido en las manos, muy completa, redactada con mucha sensibilidad y por supuesto, veraz.
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