Refutación del efecto Doppler
Ilustrador: Rubén Galera Martínez
Editorial: Nazarí
Páginas: 310
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788416764754
Precio: 1700€
Sinopsis
Colección de relatos breves (Refutación del efecto Doppler, La línea del horizonte, Llamadas telefónicas, Los colonos, Convalecencia, Objetos perdidos, La excavación, Manuscrito en un cajón, El genio, El hombre que se parecía a Borges, y El pianista acompañante) que, haciendo gala de un sugerente realismo mágico, sumergen al lector en mundos y en personajes aparentemente cotidianos que, sin embargo, esconden sorprendentes y a veces inquietantes recovecos.
Sin nexo argumental común entre ellos, todos comparten por otra parte una fijación intimista por el detalle y la psicología de personajes. Además, la variación de uno a otro del grado de irrealidad y uso del fantástico (a veces a penas una pincelada, a veces un aspecto central del artefacto narrativo) convierte a esta compilación en una auténtica caja de sorpresas en que el lector jamás sabrá a qué se ve abocado en cada relato.
Reseña
Selección de relatos de duración y argumento muy dispar, cuyo nexo es el sentimiento de asombro y extrañeza que tratan de despertar en el lector.
Si algo puede identificar de forma común a esta variopinta amalgama de historias, eso sería su pertinaz, casi obsesiva, fijación por los detalles de la trama y la construcción psicológica de sus personajes. Jaime Molina, haciendo gala de una envidiable sensibilidad, construye sus entramados argumentales en torno a seres que, del completo desconocimiento, van tomando cuerpo prácticamente a cada página, y se nos acaban dando como perfectamente entendibles dentro de su gran complejidad al final de cada relato.
Unido a esto, un férreo control de la trama y sus tiempos, así como una hábil disposición de elementos que rompen de alguna u otra manera el aparente costumbrismo de la historia, hacen de cada historia un artefacto literario deliciosamente sutil.
No hay aquí grandes fuegos de artificio. La prosa de Molina jamás alcanza altas cotas de artificiosidad en esta obra; más bien al contrario, manteniéndose fiel siempre a ese amor al detalle, a lo pequeño, a lo íntimo y casi intrascendente, es como logra atrapar al lector en esa peculiar maraña suya de individuos singulares y vivencias que basculan entre lo maravilloso, lo trágico, lo tétrico y lo melodramático.
Cabe destacar la agradable variedad de estilos y formas usadas en cada uno de los títulos del libro. Hay, quizá, una preeminencia de narradores intradiegéticos (La línea del horizonte, Llamadas telefónicas, Convalecencia, Objetos perdidos, La excavación, El genio, El pianista acompañante), pero también hay sitio para el metarelato (Refutación del efecto Doppler, Manuscrito en un cajón, El hombre que se parecía a Borges) e incluso un escarceo con la falsa crónica en el que es quizá la más extraña y compleja historia propuesta, Los colonos. Cada relato está ideado con su propia idiosincrasia de fondo, usando sus propias voces y formas de narración con tal de proponer una experiencia singular.
El público, extasiado ante tan bella actuación no necesitaba plantearse qué era lo que hacía tan hermosa la música. Yo sí lo percibí: se trataba de un reto entre soprano y pianista, un pulso por superar al otro, una terca lucha en la que, de momento, los únicos beneficiarios eran los espectadores. Jamás he presenciado un concierto en el que el público permaneciera tan sobrecogido.
Respecto al uso del realismo mágico, cada historia tiene su particular dosis, y ésta se administra también de forma bien dispar en cada una de ellas. Desde el patetismo de ideas y pulsiones alienantes que extrañan a los personajes y al propio relato, hasta rupturas nada dramáticas con el natural devenir del espacio y el tiempo, pasando por capacidades inexplicables o extrañas vueltas de tuera del destino, cada relato tiene su propia fuente de maravilla y sorpresa. La sutileza vuelve a ser aquí de nuevo clave, pues en muchas de las propuestas del libro este rasgo fuera de lo normal a penas es perceptible tras un primer vistazo, y requiere de un examen a posteriori con tal de encontrar la fuente del sentimiento que cada relato deja tras su lectura.
Y es que los relatos buscan, todos, decididamente eso: el surgimiento en el lector de un determinado sentimiento, normalmente relacionado con la inquietud y el asombro. Son ingenios de gran sensualidad, cuyas profusas descripciones y fuerte identificación empática con las psiques de los protagonistas acaba generando una suerte de estado alterado de percepción que se acentúa conforme avanza cada historia.
Mención especial merecen, por cierto, los finales. Todos sin excepción dan la sensación de ser una interrupción del propio relato, que pasaría a ser la idea seminal de algo aparentemente más extenso de lo que, sin embargo, nada más podremos saber ya. En muchos de ellos se juega con elementos anteriores de la trama, dando una rúbrica sorpresiva e inteligente a los hechos relatados; la impresión de parón in media res es, empero, compartida por todos ellos. Y, desde mi punto de vista, esto no hace sino acentuar las bondades transmisoras de cada relato, pues en todos los casos la ausencia de un final definitivo y tajante acaba por conseguir potenciar las sensaciones despertadas por cada historia.
En definitiva, una recopilación de propuestas que no se ata a convenciones y que ofrece argumentos que escapan al consabido inicio-nudo-desenlace. Muy recomendado para quienes busquen una literatura de cariz sugestivo y deseen embarcarse en viajes azarosos de destino incierto, dispuestos a dejarse llevar por caminos que no siempre son lo que aparentan ser.
Os dejo el booktrailer de la novela.