“Este viaje sí que es una aventura” le decía a Alfonso en el avión que volaba hacia el medio del Atlántico, dirección Islas Azores. La razón era sencilla: Lo habíamos decidido la semana anterior y no contábamos con ninguna referencia de nadie conocido que hubiese estado allí antes. ¿El resultado? Fuimos hace dos años, queremos y creo que volveremos pronto.
Estuvimos cinco días largos en el mes de julio en la isla de San Miguel, la más grande e importante de todas. Y desde la primera noche algo ya nos decía “chicos, bienvenidos, habéis acertado”.
Mis razones poderosas para querer regresar son:
Sólo nos encontramos con una pareja española en todo el viaje. Azores se está abriendo al turismo y el momento de ir es ahora. Era la gran maravilla de tener muy muy poca gente en los sitios. Desde hace poco tienen vuelos de Ryanair desde Oporto y Lisboa. Recomiendo hacer de paso una noche, o varias, en una de esas ciudades que dan para mil tips más. Fundamental alquilar un coche para ir despacito.
Una mezcla brutal de paisajes volcánicos, plantaciones preciosas de té, playas bonitas, pueblos blancos, lagos de cine y mucha, mucha vegetación verde llena de caminos de hortensias impresionantes hasta el mar. “Para dividir las fincas, plantamos hortensias” nos dijo un ganadero. No hay límite más bonito en el mundo. La temperatura suave, no pasa de los 25 grados y esa sensación de Norte de llevarte una chaqueta para las noches.
Alojamientos de las Azores a los que me iría mañana mismo:
Hotel Boutique Furnas: El pueblo es una monada y los parques son como un invernadero de cuidados que están. Es un hotel pequeño y chic , tipo balneario por la zona en la que se encuentra con aguas termales y situado en una zona muy tranquila. Me gustó muchísimo el ambiente relajado de las cenas en la terraza y se comía fenomenal. Las fotos son de la web del hotel. La comida era riquísima.
Hotel Santa Bárbara: Surfero total. Me encantó y eso que sólo estuvimos tomando algo. Está en la playa mítica de surfistas, en las que ves a locos de las tablas de muchos lugares del mundo. Las fotos son de la web del hotel.
Villas Furnas Lake: Pasamos por ellas en coche, nos llamaron a lo lejos la atención. Y el dueño valiente y jóven, que hablaba fenomenal español, nos contó y enseño su proyecto. Nos encantó. Sí que es cierto que estás más aislado así que si quieres Naturaleza pura, un punto más rústico, más aventura, éste es tu sitio. Y te llevan una cesta desayuno a la puerta. Las fotos son de la web del hotel.
Pico Do Refugio: No digo nada porque las fotos de la web lo dicen todo.
Qué hacer en las Azores:
Recomiendo sí o sí la empresa de guías T4W de la isla. Delphin fue encantador y nos situó muy bien para ver lo que merece la pena, sitios que no hubiésemos encontrado. Con sus indicaciones ya nos organizamos nosotros el plan para cada día. Es una suerte encontrar personas amables que quieren que estés bien y que no miran todo el rato el reloj. Delphin dejó su Oporto por amor y no cambiaría la isla por nada en el mundo. Eso y más cosas nos contó mientras fumaba en uno de los miradores. Llegamos a sitios increíbles en su 4×4. Cada vez que veía hileras de hortensias, me avisaba.
Hacer senderismo por el volcán de las 7 Ciudades. Es una zona impresionante con lagos al borde del mar y con unas vistas… El pueblo de Mosteiros es precioso.
Lago de Fogo: está en un cráter y la verdad que es precioso. Allí hicimos caminitos y nos viene mucho a la cabeza cuándo hacemos alguna ruta bonita
Lago de Furnas: Mi consejo es ir allí en plan de picnic. Hay una iglesia abandonada a los pies del lago y varias casas típicas de la zona. Allí hacen como un cocido que se come en casi todos los restaurante s de Furnas, hecho con el calor de la tierra. En Furnas hay que ver los jardines de hotel Terra Nostra. Yo no olvido los bosques de bambú.
El pueblo Vilafranca do Campo: Es una monada y desde allí organizan excursiones para divisar ballenas y poder nadar con delfines en mar abierto. Éstos últimos los vimos pero sí que son muy esquivos al meterte en el mar con ellos. No tuvimos suerte ese día y no pudimos ver ballenas, estarían tranquilas en ese mar tan bonito Azores además es una gran zona para el buceo, si lo dice Alfonso, es por algo. En ese pueblo había una confitería de toda la vida cuyo nombre no recuerdo pero que hacían unos dulces míticos muy ricos. Otro pueblo muy mono es Ribeira Grande con su imponente iglesia.
No puedes irte de la isla sin visitar la plantación de chá, así lo llaman al té. No hay en Europa algo así. Y sin visitar alguna bodega de la zona. Ya no nos queda alguna botella de vino en casa…
Azores tiene un anticiclón gastronómico de nota. El pescado, lógicamente, es su fuerte y la verdad es que se come genial sobre todo por los pueblos de la costa. En algunos te sacan un libro y te marcan lo que han pescado esa misma mañana. Yo nunca he visto algo así y a un precio Recuerdo Alabote: La terraza y el pescado de primera. Y con vistas.
Y sobre todo me quedo con la amabilidad de la gente. Estar allí sin prisas, saborear bien la zona, sentirte fuera de un turismo masificado, conducir despacio por las vacas sueltas, los quesos de las granjas, los atardeceres con Alfonso y un picnic, sorprendernos con los precios tan relajados, el pan de bolo que no lo he vuelto a ver, las flores, las iglesias pequeñas pero especiales, el mar bravo, rodear el lago de Furnas, la Naturaleza en estado puro… Me quedo con tanto que merece la pena volver. Obrigada.
Ana Yanguas
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