Sin duda, lo que aquí se recoge es la vida de Kiandara, una joven predestinada a un futuro de sumisión en la corte imperial, que se rebela contra ese destino y decide reescribirlo a su antojo, aunque eso implique convertirse en una villana a ojos de su reino.
Este es, además, el relato de Harune, un talentoso onnagata que abandona a su familia para perseguir un sueño egoísta: realizar la mejor representación que nadie haya visto jamás y transformarse en la propia Kiandara.
También podríamos decir que es la historia de Oma, el Rey de los Ejércitos, que vive por y para Kiandara, pero también por y para el ejército que tiene bajo su mando.
No debemos olvidar tampoco que aquí se narra un fragmento de la vida de Maie, una sirena ciega y cautiva que esconde un rencor inconmensurable hacia Kiandara en su corazón; o de Orsini, una anciana hacker que pasa sus horas refugiada en un plano de realidad virtual lanzando malwares contra los drones que sobrevuelan la ciudad.
Pero, sobre todo, esta es un relato sobre el destino, la soledad, el orgullo, la traición, las intrigas palaciegas y la identidad.
Reseña: “Cada vez que cierras ese libro, suspiras”, me dice Ariadna. “Creo que es porque durante la lectura he contenido la respiración de tanta tensión“, le digo. Nos reímos, pero sé que es verdad, que Los años del silencio ha sido de esas lecturas que han llegado para quedarse.
Es complejo internarse en esta historia, ya que todos los protagonistas están sufriendo, de un modo u otro. Aunque si algo une a todos los personajes son los sentimientos hacia la temible Kiandara. Oma anhela el amor de Kiandara y la obedece a pesar del odio que llega a sentir por ella. Harune lo abandona todo para poder dedicarse a su vocación, sin ser capaz de sentir el dolor que deja atrás. Orsini sacrifica peones intentando derrocar a Kiandara, y Maie vive en su pecera, ciega y rencorosa, anehlando volver al mar aunque sabe que es imposible.
Kiandara no encuentra consuelo ni en las voces de los difuntos, a los que visita a menudo. El lector es espectador de los monólogos de los muertos, y a través de ellos adquirimos conocimiento sobre la historia, pero también terribles profecías acerca del reino de Kiandara, pues esperan que pronto su cadáver cuelgue junto al de los demás. Tengo que decir que las escenas situadas en este peculiar cementerio, en el que los muertos cuelgan boca abajo envueltos en una especie de sudarios, son sin duda las más impactantes y las que lograron ponerme los pelos de punta en sus funestas apariciones, cual coro griego anunciando tragedias (o tal vez, las tres brujas de Shakespeare).
Es curiosa la mezcla de novela ambientada en Japón Feudal, y a la vez con elementos de ciencia ficción como los drones o el concepto de los malware creados a partir de humanos que me resultó fascinante. También hay elementos de corte fantástico, como el hecho de que existan sirenas y otras criaturas utilizadas como monturas en el ejército, por ejemplo. Es inevitable que la mente nos traicione y nos lleve una y otra vez a una estética feudal y la autora nos recuerda con sutiles pinceladas que estamos ante algo totalmente distinto, y que encaja muy bien.
Hay una parte realmente compleja en su narración, y que requiere de nuestra atención para hilar todos los hechos que desarrollan. Los años del silencio es una obra coral, y cada uno de los personajes (incluso los muertos) tienen voz en la historia, pero no siguen la misma línea temporal. A veces saltamos del presente al pasado para regresar al futuro de la mano de otro personaje. O veremos el mismo acontecimiento desde dos puntos de vista distintos, con la percepción de cada personaje al respecto lo que aporta riqueza a la narración pero también puede resultar menos fluida. No es mi caso, porque fue empezarlo y no poder soltar el libro hasta el temido final.
Estamos ante una obra ambiciosa, compleja y descarnada. Ante una edición hermosa, tal y como nos tienen acostumbrados en la editorial, de las que apetece enseñar a todo aquel con el que te cruzas por la calle (ya me pasó con Ojos verdes, negra sombra). Información adicional, playlist, ilustraciones… Una joya.
En resumen: Me atrevo a decir que ha sido una de las lecturas de 2019, y que no me voy a cansar de recomendarla. Puede que tengas que tener un ánimo especial para leer una obra dura y llena de personajes tan llenos de matices ambiguos en lo referente a su alienación, pero dadle una oportunidad. Nota: 5/5
Consíguelo en la web de Dilatando Mentes.