Lo cierto es que en los últimos diez años hemos tenido tres interpretaciones del payaso en la gran pantalla, cada una distinta y, que como con otros grandes iconos de nuestra cultura, refleja lo mejor y peor de nuestro zeitgeist. Y eso sin contar los comics, videojuegos o hasta series de televisión, lo que nos da un cuadro que solo con distancia y tiempo, nos permite apreciarla en profundidad. Y eso es lo que queréis que hagáis con la frase de la semana, un pequeño viaje por todas las versiones de nuestro querido payaso del crimen.
Esta variedad de interpretaciones que plasmó en la adaptación de Batman de Tim Burton: un castillo gótico (tanto en lo bueno como en lo malo) convertido un pelotero por la increíble actuación de Jack Nickolson, a medio camino entre Bugs Bunny y Tony Montana. Más allá del éxito de taquilla, y de su enorme influencia en la cultura, Tim Burton no sabía nada, pero nada de Batman, y es el responsable que muchos crean hasta el día de hoy que el Joker es el asesino de los padres de Batman. Algo que jamás ocurrió.
Pero gracias a estas películas, los años 90 trataron muy bien a la franquicia, y Warner se decidió a emitir una serie animada de televisión con una calidad de animación y guión sorprendente hasta para nuestros días. Gracias a ella se creó al personaje de Harley Quinn, la aliada incondicional de Joker, y la potente interpretación de la voz del Joker, hecha por Mark Hamill, que le dio el famoso tono de voz ascendente y rimbombante, pero profunda cuando es amenazadora, en las películas del Joker.
Ahora que esta semana es la fiesta del cines a un precio de escándalo, es una de las mejores oportunidades para ver la película del Joker.