Oporto es una ciudad perfecta para patear, callejear y quedarse embobado mirando cada uno de sus rincones. Yo no había ido nunca, y ahora solo estoy pensando en volverme a escapar para poder vivirla como se merece, de verdad, Oporto engancha, sentí lo mismo que en mi viaje a Ámsterdam: ¡yo quiero vivir aquí!
Si vas en coche, solo llegar te recomiendo que busques un parking público vigilado, ya que si aparcas en el centro tienes 2 horas cómo máximo y no es plan de estar pendiente cada 2 horas del coche. Nosotros lo dejamos en el parking de "Rua Formosa" a 2 min. caminando del centro y bien de precio (creo que nos costó unos 8€).
De Rua Formosa, bajamos caminando por Rua Santo Ildefonso para llegar a la Igreja de Santo Ildefonso. Una iglesia preciosa que está en la parte de arriba de una calle empinada, y desde ella, al final ya podemos ver la Estación de São Bento.
La Estación de São Bento es digna de admirar, chiquitita y con más de 20.000 azulejos con representaciones históricas, toda una obra de arte que hace que su visita sea obligada.
(Orgullo de madre al habla) → mientras Óscar y yo estábamos mirando los azulejos de la estación, nos dimos cuenta al girarnos que dos hombres cámara en mano estaban haciéndole casi un book de fotos a Bob, pero lo mejor, es que él estaba posando cuál estrella de Hollywood, ¡imposible no morirse de risa!
En la misma estación hay un mapa con el que situarse, si llevas apuntado más o menos lo que quieres ver, verás que todo está muy cerquita. Nosotros lo hicimos así, y allí mismo marcamos un recorrido con un mapa que nos dieron en un bar para pasar por los sitios que queríamos y listo.
Salimos de la Estación y paseamos por Avenida de Los Aliados, seguimos por la calle Rua Dos Clérigos, una calle empinada en la que al final, te encuentras con la Torre Dos Clérigos, una torre barroca de 76 metros que seguro que has visto en algunas fotografías, ya que a parte de su altura, se encuentra en una de las partes altas de la ciudad.
A 2 minutos andando de allí, en Rua das Carmelitas, se encuentra la famosa tienda A Vida Portuguesa y en la misma acera, la archiconocida Librería Lello. Mientras Oscar y Bob se fueron por su cuenta (luego te cuento lo que descubrió Óscar) yo entré en A Vida Portuguesa (está en la segunda planta), y aunque los precios se me escapaban un poco, vale la pena solo por ver su interior y la selección de productos tan cuidados que tienen (allí verás su pared de golondrinas negras, pero si te gustan, espérate porque luego te cuento donde puedes comprarlas por la mitad).
En la Librería Lello (Rua das Carmelitas 144), hay que pagar 3€ para entrar y hacer cola. Yo fui sobre las 12 (era miércoles) y solo tuve que esperar unos 5 minutos, pero vale mucho la pena entrar. Está reconocida como una de las más bonitas del mundo y dicen que se rodaron escenas de Harry Potter, otros lo desmienten, pero la verdad que no me hubiese extrañado nada viendo el interior de la misma (no pongo fotos porque me salieron fatal con la luz tan tenue).
Mientras yo estaba ensimismada en mi mundo, Óscar y Bob descubrieron justo delante de la Librería (Praça da Lisboa), un parque a lo alto con cajas de madera y toallas ¡Qué chulo! Nos tiramos en el césped a jugar con Bob, y luego sentados en cajas de madera a tomar algo y seguir nuestra ruta. Siendo pleno centro, decirte que los precios son una pasada (una coca cola y una cerveza 3,50€) y más en el ambiente que estás.
PD: La coca cola es mía, solo estaba probando la cerveza portuguesa ;)
De allí, con las pilas cargadas nos dirigimos a la Rua Das Flores, y por el camino, nos encontramos con el Miradouro da Vitoria, un mirador muy abandonado pero que las vistas al río Duero, el puente de San Luis I y la parte sur de Oporto son una pasada.
Para llegar desde el mirador a Rua Das Flores, hay que meterse por unos callejones muuuy estrechitos y con pinta de llevarte a ninguna parte, pero es solo 1 minuto, al salir de allí a mano izquierda ya te encuentras una plazita y la Rua Das Flores.
Esta calle me encantó, llena de tiendas, cafeterías y restaurantes. Aquí es donde me compré mis golondrinas, en una tienda de souvenirs que no recuerdo el nombre, pero hay 3 o 4, así que entra y pregunta por "Andorhinas" y seguro que das con ellas ;) En Rua Das flores encontramos un restaurante muy Pinterest, Cantina 32 (no dejan entrar animales pero tienen terraza). Te lo recomiendo al 200%, tanto por el servicio como por el precio, una maravilla (aquí puedes ver nuestro menú). Ah! Pide de postre la tarta de queso con plátano flameado ¡Vas a flipar como te lo presentan, yo lo haré en casa si o si, no digo más! ;)
Después la buenísima comida, nos fuimos a descubrir un poquito más de Oporto callejeando, pasamos por Rua Almada, una calle con algunas tiendecitas vintage con mucho encanto, pero que si no tienes mucho tiempo, mejor que te dirijas al segundo destino: la Rua Miguel de Bombarda.
Antes de llegar a ella, otro descubrimiento del día, Coraçao Alecrim (Travessa de Cedofeita, 28), una tienda preciosa muy al estilo Kinfolk, en la que encontrarás desde ropa hasta libros o velas y menaje del hogar, todo lo que te puedas imaginar en un espacio muy cuidado y con muchísimo encanto.
Coraçao Alecrim- Vía Prettyexquisite - Foto Luisarodrigues
Dicen que la Rua Miguel de Bombarda es una de las calles más "cool" de Oporto, yo no se si es así, pero si decirte que es una calle con tropecientasmil galerías de arte requetebonicas, con mucho estilo y que sin querer, te acabas viendo paseando por allí siendo una chica de lo más "in", y es que Oporto es así. Una de las galerías que me dejó enamorada y te recomiendo es Oh! Galería.
Desde Rua Bombarda, como ya nos quedaban pocas horas para marchar y ya habíamos visto lo más "importante" preferimos caminar sin rumbo, disfrutar del ambiente, pasear, y pasamos por los Jardines del Palacio de Cristal, aunque, como Bob no se queda tranquilo si no hace alguna de las suyas, pues estuvimos un ratito.
(Madre avergonzada al habla) → Resulta que no dejan entrar perros en el parque del Palacio (no vimos el cartel, pero si que está) porque hay faisanes sueltos, así que Bob pegó un tirón tan fuerte al verlos que rompió su correa (si, si, su enganche de hierro, tal cual). Óscar y yo detrás de él a lo Benny Hill mientras él intentaba coger al faisán. Tranquilos, Bob acabó haciendo caso y el faisán logró huir, solo nos cayó una pequeña bronca en portugués por parte de los vigilantes ¡OMG Bob!
Después de este pequeño "altercado" del que aún ahora nos reímos, fuimos a buscar el coche para ir a la otra orilla del río Duero antes de irnos. En esta zona, es donde están casi todas las bodegas, así que si tienes tiempo, no está de más visitar alguna y probar el vinito de Oporto.
Y hasta aquí nuestra pequeña ruta de 1 día por Oporto. Espero que te guste y te sirva si tienes pensado visitar la ciudad, de verdad que Oporto no defrauda. Como último consejo, déjame decirte que para mi, lo más auténtico de conocer una ciudad es caminar sin rumbo en algún momento, así que si puedes, aunque solo sean un par de horas, no pongas destino y disfruta ;)
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