Qué le queda y qué le quedó por hacer a Francesc Robert Ribes

Hace unos días compartía la reflexión de lo que supone acercarme, no sé si peligrosamente, a los 40. Esa mágica cifra que nos sitúa camino a una supuesta madurez y en donde la sociedad parece “exigirte” que vayas cumpliendo tus objetivos vitales sean cuales sean.

Tal como ya he podido indicar, fue esa reflexión la que motivó que abriera este espacio que es el blog de Francesc Robert Ribes. Hoy quiero dar un paso más hacia estas reflexiones e indicar qué le queda y qué le quedó ya lejano por hacer a Francesc Robert Ribes

Lo que le queda por hacer a Francesc Robert Ribes

Lo primero que me queda por hacer (disculpad el uso de la tercera persona en otras ocasiones, que puede parecer irritante, pero lo que pretendo con ello es poder hablar de mi mismo como si lo hiciera de otra persona y así poder explayarme más cómodamente) es ese primer reto que me he planteado como es volver a estudiar y a hacerlo a lo grande, mediante un MBA.

A partir de aquí, teniendo un buen trabajo, estabilidad económica y una vivienda apañada, tendría que ir por el pack de la felicidad consistente en formar una familia pero, aunque no lo descarto por completo, creo que lejos de lo que se pueda llegar a pensar, me resulta más egoísta querer formarla sin estar preparado que el hecho de formarla porque sea “obligación vital”.

Por ello, a este respecto, más de lo que me queda por hacer es sentirme “completo” como para poder dar ese paso, sentir no que debo, sino que puedo ser capaz de sacar adelante otras vidas además de la mía.

Otro punto que tras esta profunda reflexión puede quedar algo superfluo es adoptar un perro. Así, cuanto menos no tendré que abordar ese sentimiento de “soledad” que suelen sentir los cuarentones cuando llegan a casa sin nadie que les reciba.

Sin duda no pretendo comparar una cosa con la otra, pero sí que le di vueltas a esta idea en uno de mis viajes a Andorra cuando en el Naturlandia se me abalanzó uno de esos perros andorranos que tiran de los trineos y me hizo “cariñitos”.

Por lo demás, lo que me queda por hacer no lo tengo planificado, pero sin duda espero que no sea milimétricamente calculado y siga teniendo en mi vida espacio para la improvisación.

Las decisiones cuestionan, pero es el arrepentimiento lo que más molesta a Francesc a la hora de decidir su futuro


Lo que le quedó por hacer a Francesc Robert Ribes

Aunque soy muy fan de la expresión de que “nunca es tarde”, sí que lo es por ejemplo para mí a la hora de arrepentirme de no haberme ido de Erasmus cuando pude.

Pese a que he tenido una juventud y una época de estudios de la que no me puedo quejar (y que bien alto me ha llevado), en su momento cuando mis amigos me lo ofrecieron decliné el hecho de alejarme del núcleo familiar y abandonar el estudio para pasar ese año sabático que es la Erasmus (si, se estudia, pero para qué vamos a engañarnos… más bien es una experiencia que un método de estudio en el extranjero).

A ese momento no es que los estudios fueran lo primero para mí, pero sí que temía romper rutinas que había establecido, romper con mi entorno, con mis espacios confortables creados durante años… Poco después lo haría de forma natural y arrepintiéndome de no haberlo hecho hasta los últimos años de carrera (de la primera, la de Económicas).

Ahora que es momento de reflexión y de poder decidir qué cambio y qué no cambio de mi día a día, esta idea me vuelve a rondar la cabeza… No ni mucho menos apuntarme a una Erasmus, que por mucho que me quiera negar a asumirlo, no hay edad, sino a otro tipo de programas para desarrollar mi actividad en el extranjero y que, ahora que me he decidido por estudiar un MBA, me pueden llevar a lugares tan interesantes como Montreal en Canadá o incluso más lejos aún, Melbourne en Australia.

De esta forma sin duda, podré quitarme esa “espinita”. Por lo demás, por suerte, la lista va más encaminada a lo que me queda por hacer que por lo que no hice.

Soy Francesc Robert Ribes: economista, entregado a seguir aprendiendo y enamorado de los pedales y las nuevas emociones. En este blog podrás conocerme y descubrir que hay vida más allá de los treinta. ¡Bienvenidos!

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