Aparte de algún que otro truquillo, y pese a la enorme incidencia sobre la población, la resaca ha recibido muy poca atención científica comparada con otras ?molestias?.
La causa es el alcohol
Según los investigadores de la materia, este ?sufrimiento? lo experimenta el 80% de la población mundial al menos una vez a lo largo de un año.
Manifiestan, además, que la resaca se da cuando los niveles de alcohol en sangre bajan a cero. Pero si ya no hay tóxicos en el cuerpo, ¿por qué ese cansancio, sed, mareos, escalofríos, debilidad, tembleque, falta de memoria, dolor de cabeza y hasta 39 síntomas más?.
Ningún estudio ha dado con la causa de la resaca. Sí se sabe que no es debida ni a la deshidratación ?que, aunque ocurre, no es causal?, ni a alteraciones en hormonas, electrolitos, cortisol, glucosa, cuerpo cetónicos, triglicéridos ni lactato.
Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la severidad del malestar sí está relacionada con factores inmunológicos.
Algunos expertos señalan que la resaca y la deshidratación debido al alcohol no son lo mismo, ya que una resaca se puede experimentar tras una sola sesión de toma de alcohol, mientras que la deshidratación requiere de un consumo prolongado, generalmente de varios días. Además, explican que la resaca dura unas 20 horas mientras que la deshidratación por alcohol es más larga, tiene un patrón hormonal distinto y puede producir alucinaciones y convulsiones.
La teoría inmunológica, como origen de la resaca, se basa en que el alcohol activaría las señales de alarma del cuerpo liberando citoquinas, que serían las moléculas responsables del dolor de cabeza y el malestar tan parecido al de cuando estamos enfermos. Estudios con animales y humanos demuestraron que tras una infusión de citoquinas los individuos experimentan dolor de cabeza, náuseas, vómitos, aplatanamiento y otros síntomas típicos de este malestar. Otro fenómeno que cuadra con esta teoría es la falta de memoria: ?las ?lagunas? son una consecuencia conocida de la activación del sistema inmunológico, manifiestan.
Lo cierto, es que en la resaca intervienen muchas piezas: el consumo de tabaco y otras drogas, la edad, así como el género también puede influir.
Mitos y leyendas
Los congéneres son moléculas orgánicas tóxicas propias del proceso de elaboración del alcohol y que le confieren color y sabor. Según esto, las investigaciones de algunos científicos ponen de manifiesto que el whisky americano, por ejemplo, tiene 37 veces más congéneres que el vodka, por ello, la resaca que causa el whisky es mucho peor que la del vodka. Aunque el origen del malestar del día siguiente sigue siendo principalmente el etanol de las bebidas alcohólicas, los congéneres también influirían en la severidad de los síntomas.
Así, de más a menos, las bebidas con peor resaca son el brandy, el vino tinto, el ron, el whisky, el vodka, la cerveza y el zumo de naranja mezclado con etanol puro.
El ?garrafón? es alcohol de menos calidad y tiene más congéneres, por lo que es cierto que da más resaca. Al combinar distintos alcoholes, los congéneres a los que se expone el cuerpo son más y más variados, así que es verdad: ?mezclar? da peores resacas.
De todas las sustancias que conlleva el alcohol, la más estudiada es el metanol. Este congénere es procesado por la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) en dos metabolitos muy tóxicos: ácido fórmico y paraformaldehido. Pero esta ADH tiene especial afinidad por el etanol, así que solo cuando acaba de procesarlo se pone manos a la obra con el metanol. Por eso este congénere se postula como candidato a provocar los síntomas de la resaca una vez no hay etanol en el cuerpo.
Esta, pues, sería la explicación de por qué un pequeño consumo de alcohol durante la resaca hace que disminuyan los síntomas de malestar, explican los expertos, ya que la ADH deja de producir metabolitos, aunque, advierten, el alivio es solo temporal y se acumula más metanol para más tarde.
El ?resacón? y los remedios de la abuela
Otro de los factores que no se deben olvidar es que normalmente, la resaca va acompañada de falta de sueño. No solo porque el día anterior se haya trasnochado, sino porque el consumo de alcohol afecta a la calidad del reposo, afirman los expertos.
En dosis pequeñas el alcohol reduce el tiempo de latencia e incrementa las horas totales de sueño ?explican los investigadores?, pero no en dosis altas. Los efectos del alcohol sobre el sueño son distintos durante una primera fase, en la que se está metabolizando el etanol, y una segunda, cuando se está eliminando. Es en esta segunda fase de la noche cuando el sueño es más ligero y uno se despierta con más facilidad, señalan los científicos.
Pero a día de hoy no solo no existen estudios rigurosos al respecto ni tratamientos efectivos, sino tampoco un especial interés farmacéutico en obtenerlos.
Una posible explicación a este incongruente fenómeno es que tanto médicos como investigadores consideran la resaca como un ?castigo? adecuado tras un exceso.
Partiendo de que la respuesta inflamatoria puede ser su principal causa, el único tratamiento con algún efecto sería aquel que inhibiera la síntesis de prostaglandinas, afirman los científicos. Por tanto, la aspirina, el ácido tolfenámico y el extracto de la higuera de chumbo (Opuntia ficus indica) podrían ser efectivos, apuntan los expertos.
Tomar café, vitamina B6, comer cinco almendras, infusión de ortigas, zumos de cítricos, un vaso de leche y otros remedios de la abuela no parecen tener demasiado efecto. O al menos no hay estudios que lo demuestren.
Ir bebiendo agua durante la noche aliviará la deshidratación, comer bien antes y después ayudará al estómago. Pero si uno no quiere padecer estas ?molestias? la única solución es no beber o, en el peor de los casos, hacerlo con moderación.