Se acercan las navidades y somos muchas las familias de expatriados que nos encontramos con el mismo dilema año tras año. ¿Nos vamos a España a pasar la navidad o nos quedamos en Alemania? Pues bien, un año más… nos quedamos en tierras germanas.
Hace dos años que no vamos de vacaciones a Barcelona en familia y estas navidades tampoco serán una excepción. En septiembre nos fuimos unos días a Málaga para disfrutar del sol y la playa con amigos así que por este año hemos cubierto el cupo español.
Esto me convierte automáticamente para la familia y muchos amigos en una persona sin sentimientos y totalmente desapegada de mis orígenes. Se supone que en los periodos de vacaciones (no solo en verano) debemos ir siempre a nuestra ciudad a visitar a los nuestros casi de forma obligada.
¿Por qué este año tampoco hemos querido ir? Bien, por varios motivos.
En primer lugar, Barcelona es una ciudad preciosa para visitar (y vivir) si no la conoces. Pero si has nacido allí, no nos apetece “gastar” nuestros días libres en un lugar que ya conocemos, que está lleno de gente y donde hemos pasado casi todas las navidades de nuestra vida.
¿Vamos en coche o en avión? Pues en avión lógicamente es más rápido y cómodo, a pesar de que a veces dos horas de avión con niños pequeños pueden ser una pesadilla. La ventaja de ir en coche es que podemos llevarnos más cosas y sobre todo volver con el coche cargado hasta la bandera repleto de productos de la tierra, ya me entendéis En avión hay que pagar 4 billetes y allí nos quedamos sin coche. Si vamos en coche es más económico, tenemos como movernos en España pero…dos días de viaje con dos hijos de 4 y 2 años…se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo.
Nuestras familias viven a 20 km de distancia con lo cual tenemos que pasarnos parte de las vacaciones metidos en el coche (que tenemos que alquilar/pedir si hemos ido en avión) para ir de una casa a la otra y que todo el mundo esté contento.
Como es lógico, tanto mi familia como la de mi marido nos quieren en casa para dormir así que dividimos los días de manera que solemos pasar una semana en cada casa. Esto significa ir con las maletas arriba y abajo y tener todo repartido entre dos casas.
En verano en Barcelona hace calor, mucho calor. La playa no está al lado de casa que digamos así que al final hacemos planes de ciudad y vamos poco a la playa. La última vez no pisé la playa en las dos semanas que estuve allí
Las familias por supuesto hacen todo lo posible (y más) para que estemos todos cómodos y nos sintamos como en casa pero como sabéis, viajar con dos niños pequeños requiere de muchos trastos. Al fin y al cabo las casas están acondicionadas para adultos y cuando llegamos parece que invadimos la casa y tenemos que meternos a presión y ni los niños ni nosotros (ni las familias) dormimos bien.
Cuando viajamos a Barcelona, como es normal, queremos ver a mucha gente y al final resulta que tenemos la agenda más ocupada que la Merkel. Si a eso le sumamos las reuniones que organizan nuestras madres de forma independiente con toda la familia pues al final vamos todo el día con el móvil buscando huecos para tomar cafés de una hora.
Bien, llegados a este punto me diréis que soy una desapegada, que lo veo todo negativo y que ver a la familia y volver a “casa” vale eso y mucho más. Os diré que en parte lleváis razón. Es cierto que echamos mucho de menos a nuestra gente, nuestra tierra, comida, costumbres…siento que no les estamos transmitiendo a nuestros hijos el amor por la ciudad donde hemos nacido pero creo que más adelante, habrá tiempo para eso.
Lo que más nos pesa son las ganas de conocer sitios nuevos (en verano) y, sobre todo, alojarnos en un lugar acondicionado solo para nosotros y donde los niños tengan su espacio y tiempo.
Otra opción que valoramos es la de alquilar algo en Barcelona la próxima vez y así tener lo bueno de las dos opciones. Quizá sea lo que hagamos el próximo año pero siempre da algo de rabia gastar un dineral (Barcelona no es nada económica) teniendo allí a la familia y siendo un sitio que ya conocemos.
No sé, tengo la sensación de que vacaciones en Barcelona no son realmente vacaciones…Alemania en verano me gusta y mucho. Como nos pasamos muchos meses con mal tiempo, me da rabia perderme los meses o semanas donde hace calor y podemos disfrutar de más planes al aire libre.
En el caso de la navidad pues hombre, la tradición de los Reyes Magos es tan bonita que estoy segura que los próximos años iremos seguro a España para que los niños puedan ver la cabalgata. De momento se la pongo en la tele y, aunque no es lo mismo, a nuestra manera intentamos que creen un vínculo entre las dos culturas.
Por otro lado tengo que deciros que las navidades en Alemania son preciosas con sus Weihnachtsmarkts, la nieve y hasta el Glühwein (vino caliente muy especiado) que después de 5 años aquí ya he conseguido que me guste Lo que todavía se me resiste es el Lebkuchen…
Tengo amigas que no perdonan, las vacaciones de verano y navidad son es España sí o sí. Tengo que deciros que aunque no es mi estilo, en cierta parte las envidio porque para ellas y sus hijos es siempre como volver a casa. Son el vivo espíritu del anuncio del Almendro de “vuelve a casa por navidad” y me parece una costumbre preciosa. Quizá se me pegue algo con el tiempo, quizá hagamos un año aquí y uno allí, quizá…
¿Cómo lo vivís vosotros como expatriados? ¿Sois de los que nos perdonáis el viaje a España o sois como yo que a todo le veis pegas?
Besicos