Contando con el apoyo materno, Paul se traslada a París para realizar sus estudios pictóricos dejando la carrera de derecho. A pesar de conocer allí a algunos de los mejores pintores como Renoir y Monet, no es admitido en la escuela de Bellas Artes de París y regresa a su ciudad natal. Bajo la gran influencia de Delacroix, continua sus estudios de pintura mientras trabaja por un tiempo en el banco de su padre.
Considerado el padre del arte moderno, los continuos cambios en su vida y las diferentes relaciones con las corrientes artísticas, fueron marcando la evolución de su obra.
Su primera etapa, la romántica, estuvo muy marcada por la influencia de Delacroix. Tras su segunda estancia en París con críticas de nuevo hacia su obra, comienza una etapa impresionista abandonando los colores ocres y aportando mayor luz y color a sus obras.
En la madurez de su vida, piensa que el impresionismo es demasiado superficial e inicia una etapa centrada en el mayor realismo de sus obras. Elimina la emotividad y el sentimiento y busca la exactitud del color.
‘Los jugadores de cartas’, ‘Grandes bañistas’, ‘Una Olympia moderna ‘o ‘La casa del ahorcado en Auvers’ son algunas de sus mejores obras. Pinturas que fueron referencia para grandes pintores como Matisse o Picasso.