Fer y yo llevamos con nuestro vocho casi un año. Como te conté, lo compramos más o menos dos semanas después de casarnos, justo después de que Fer se hubiera fracturado el brazo y lo hubieran operado. ¿No tienes idea de qué hablo? Puedes leer toda la historia de la transformación del vochito, de carcacha a carro que ven bonito en la calle, en esta entrada.
Ya que llevamos meses con él, y he sentido lo que es tener un carro bien viejito, he visto que hay cosas que pasan cuando tienes un carro así y no uno de esos nuevos, que casi ni suenan y parece que estuvieran sellados al vacío. De ahí que haya recopilado las once cosas que pasan cuando tienes un carro viejito.
Cuando crees que ya le ha fallado todo y no hay más chicotes que se puedan romper, te sorprende uno que ni sabías que existía.
La batería va a fallar en el momento menos esperado, principalmente porque cuando compraste la carcachita no tenías la menos idea de cuándo había sido su último cambio. En el caso del vochito, nos dejó en una estación de gasolina a una cuadra de la casa, donde ya decidió no volver a prender.
Crees que le puedes (o que tu pareja puede) arreglar todo lo que se descomponga, sea de lo que sea. Hasta que terminas en el mecánico, porque al final son los expertos
Te acostumbras tanto al ruido del motor y de su viejera general, que ya no lo oyes. Solo te das cuenta cuando te subes a un carro nuevo, porque casi pareciera que no tienen motor. Ahora imagínate si la comparación fuera contra un carro eléctrico.
Como no es un carro fancy fancy, último modelo, con todos los juguetes, cualquier refacción o repuesto parece regalado. ¿A un amigo se le daño la caja y pagó miles y miles de pesos? A ti se te daña el motor de arranque, hay que cambiarlo completito, y con todo y eso no cuesta ni lo que a tu amigo sus llantas nuevas.
Te acostumbras a que un carro viejito no tiene estéreo. El vocho no lo tenía. Te pones creativo: llevas una bocina portátil, pones música desde el celular, o simplemente no pones música.
¿Aire acondicionado? Esas modernidades no hay. Como tampoco la ventilación esa que desempaña los vidrios. Llevas un trapo especial para eso y, en el caso del vocho, abres un poco las aletas de adelante para que ventile, porque eso es el desempañador más rápido que va a tener. Y cuando hace calor, solo bajas la ventana y disfrutas del viento.
No tiene gran seguridad. Se nos han quedado un par de veces las llaves adentro, por puros despistados, y podemos abrirlo sin problemas. Alguien que en verdad se lo quiera llevar no necesita sino quererlo y es suyo. Por eso, te acostumrbas a solo dejarlo en estacionamientos vigilados y jamás en la calle.
Para viajes en carretera, le sumas por lo menos una hora más al tiempo estimado de google maps, porque 120 km/hr ya es un exceso para ese motor retro. Y si trataras de llevarlo a ese ritmo, lo más probable sería que se recalentaría, y nadie quiere eso.
De repente, todo el mundo dice que tendría uno o que le encanta, pero tú ya sabes cómo es eso. Todos lo dicen, pero casi nadie se pone en la tarea de comprar una carcacha y arreglarla para que sea el carro que están chuleando.
Mágicamente, te haces amigo por dos segundos de todos los que tienen el mismo carro de tu. Se saludan en la calle con el cláxon y vencómo los han restaurado unos y otros, cada uno dándole su estilo personal. El nuestro sería vocho retro-futuro.
Con Fer, por ahora, usamos el vochito como un medio de transporte regular pero estamos seguros de que solo es un juguete, y si no tuviéramos otros planes y nuestro presupuesto fuera diferente tendríamos un carro “de verdad”. ¿Tú qué opinas? ¿A favor de las carcachitas o solo comodidades modernas? Si tienes un carro viejito, ¿cuándo fue la última vez que te dejó varado? Desde aquí puedes saber que entiendo tu frustración, en especial si fue la tercera vez en dos meses