- Pues a ver otro pueblecito.
- Bueenooo, pero es mucho rato en coche?
- No, es poco.
Así fue la conversación que tuvimos mientras desayunábamos en el hotel. Lo que no se imaginaba era dónde íbamos en realidad.
Nos subimos en el coche, y en poco más de media hora estábamos en nuestro destino. Pensaba que Gorka se daría cuenta de dónde estábamos, porque había carteles por todos lados. Pero iba entretenido con la PSP y ni se enteró.
Fue en la misma puerta cuando dijo: -Andaaaa! Vamos a una exposición de Playmobil! - Noooo!!!! Vamos al parque de la Playmobil!
Una imagen vale más que mil palabras...
Nerviosito perdido se quedó. Tanto, que una vez entramos en el parque, sólo decía:- Es que no se por donde empezar. Vamos a los piratas? O no! al castillo de los caballeros, no, no, no, vamos ahí dentro que se ven muchos toboganes!
Jajajaja.
Al final nos decidimos por los piratas. En concreto por unas balsas. Nos subimos los tres. Gorka y yo sentados en el suelo, y Alberto con la pértiga, intentando llevarnos de un sitio a otro. Hasta que se movió más de la cuenta y acabé totalmente mojada por el agua que entró! Suerte que hacía calor y que habíamos llevado ropa de recambio.
El barco tenía todos los detalles.
Seguimos paseando por el parque y nos encontramos con la comisaría del parque. Gorka sin comerlo ni beberlo acabo en el calabozo, eso sí, era el calabozo más risueño que jamás se ha visto.
Y de ahí al lejano oeste. Se subió en un caballo pero como hacía tanto calor, tuvo que bajarse enseguida porque como os podéis imaginar el caballo de plástico (aunque a tamaño real) quemaba de lo lindo. Así que luego en la carroza, lo tuvo claro: él se subía dentro que seguro que allí no quemaba.
De camino hacia el castillo de los caballeros, pasamos por la granja. Que graciosa! Los caballos (tamaño pony y de plástico) se dejaban limpiar por los niños ;-), y a las vacas las ordeñaban! si, si! entre toda la ubre de plástico, había un tubo metálico que cuando apretaban los niños salía agua, jajaja. Ellos alucinaban!
A Gorka le encantó el castillo. Se lo recorrió de cabo a rabo.
Subió a las torres, se metió por los pasadizos secretos y hasta se codeó con los caballeros! :-))
Después del castillo estuvimos en la zona cerrada. Estaba llena de piezas de playmobil por todos lados y es que te acercabas a cualquier punto de información y te daban lo que quisieras para que jugaras allí mismo. Daba igual que fuera unos caballos para la granja que un coche con luces. Todo te lo dejaban. Os imagináis eso aquí? Ya me veo a los niños con los bolsillos llenos de piezas para llevárselas a casa! Y qué me decís de los padres??? Seguro que diciendo algo así como: No seas tonto! tu pide el porsche que es más caro! Buuuuuf! cuánto tenemos que aprender!
También había como una especie de jungla de toboganes en los que Gorka disfrutó de lo lindo.
Como no, pasamos por la tienda y cayó un coche porsche con luces por dentro y por fuera y alguna otra cosilla. Todo hay que decirlo, los precios eran más baratos que aquí, Gorka es un fan acérrimo de los playmobils y todo lo que cogimos no lo habíamos visto aquí.
Como para las 16:30 salíamos del parque, el resto de la tarde lo aprovechamos para seguir visitando Núremberg, eso si, primero pasamos por el hotel para darnos una ducha rápida, que falta nos hacía!
Subimos a la fortaleza y aunque llegamos tarde para verla por dentro, por fuera era preciosa (nada parecido a lo que os viene en mente cuando se nombra una fortaleza)
De ahí nos fuimos al centro. La catedral nos pareció preciosa por fuera, pero por dentro estaba cerrada, así que decidimos que al día siguiente antes de marcharnos hacia Stuttgart daríamos una última vuelta para ver un par de iglesias.
Después estuvimos de tiendas. Jajajajajajajajajaja. De tiendas????? Con nuestro poder adquisitivo era impensable! Zapatos de 700€, bolsos de 1400€ y los relojes? De cualquier precio que os imaginéis. No! de 100€ no había!
Después de una cena típica, y un sueño reparador, nos levantamos con ganas de más.
Vistamos la catedral por dentro y no acabo de gustarnos. Entonces fuimos a San Sebaldo. Nos gustó más que la catedral y además tenía la información de todo lo que había pasado en español.
Fue impactante ver la otra cara de la moneda.
Núremberg fue duramente castigada por los aliados en el final de la segunda guerra mundial. Había sido un feudo importante de los nazis. Su fortaleza sirvió como lugar de reunión de los altos mandos y la ciudad era ideal para mítines políticos. De ahí que luego el "castigo" fuera severo y ejemplarizante.
´De San Sebaldo quedó muy poco después de los bombardeos. Se cayeron sus torres, no quedó ni una vitrina en pie y de la estructura no todo se pudo salvar. Pero los vecinos del barrio necesitaban un sitio donde recogerse, donde volver a creer en algo. Y con el esfuerzo de todos consiguieron levantarla de nuevo.
Las fotos, las explicaciones... A dos días de haber visto Dachau, nos dimos cuenta de que en el otro lado también había gente que sufría