El 2 de Enero de 1896, cinco días más tarde de la exitosa presentación de su cinematógrafo, los hermanos Lumière fueron contratados por Marcel Lenoir, director del Grand Hotel La Belle Paris, para realizar una sesión fotográfica en los bellos jardines del hotel junto a su nueva esposa, Mina Toussant. Hasta allí se dirigen nuestros fotógrafos en su carruaje tirado por dos caballos. En los laterales del carruaje se lee Taller de Fotografía Lumière. Louis lleva las riendas, Auguste se sienta a su lado en el pescante.
Auguste: ¿Cómo has dicho que se llama ella?
Louis: Mina Toussant
A: No sé quién es hermano…
L: ¿No te suena? Pues es una de las bailarinas del Moulin Rouge.
A: Ni idea.
L: Creo que su más famosa actuación fue en un número de destape.
A: ¿Un "destape"? ¿Qué es eso?
L: ¿Es que no has ido nunca al Moulin Rouge?
A: Yo no voy a esos sitios Louis.
L: Bueno, pero sabes que hay un sitio llamado Moulin Rouge y que allí se ven chicas muy extrovertidas ¿verdad?
A: Sí.
L: Pues ella actuó en un número en el que se destapaba, es decir, que hizo un striptease que fue muy polémico, tal vez demasiado. Unas veces estos numeritos convierten en estrella a una de las chicas del molino, pero otras…acaban en nada. Ella acabó en nada.
Llegan a la puerta del hotel y un portero engalanado como un coronel les ayuda a bajar del carruaje. Ambos hermanos se dirigen a las puertas del coche para coger los maletines que contienen su material de trabajo.
A: Deberíamos haber traído para las cámaras objetivos más cortos.
L: Tal vez. Nos apañaremos con lo que tenemos y hagámoslo lo mejor posible, por favor.
A: Te noto algo nervioso Louis.
Se dirigen a recepción donde un hombre sumamente estirado aguarda uniformado como el portero de la puerta.
L: Somos…somos los hermanos Lumière, los…los fotógrafos. ¿El Sr. Director por favor?
Recepcionista: Les esperábamos. El Sr. Lenoir tiene su despacho en la tercera planta, a la derecha tienen ustedes las escaleras.
L: Gracias. Vamos Auguste.
Comienzan a subir las escaleras.
A: ¿Se puede saber qué te pasa Louis?
L: Hay algo que no te he contado.
A: ¿El qué?
L: No somos los primeros fotógrafos que contrata el señor Lenoir para este trabajo. ¿Recuerdas a Gabriel Lissandru? ¿El del taller fotográfico de la calle Vincennes?
A: Sí, quizá. ¿Un tipo rollizo?
L: Si, tiene un problema de peso. ¿Qué le va a hacer? Es muy aficionado a la pastelería.
A: Vale ¿Qué pasa con él?
L: Parece ser que Marcel Lenoir lo contrató para hacer el mismo trabajo que nosotros y la cosa acabó bastante mal. Y según parece por culpa de su nueva esposa, Mina Toussant.
A: ¿Que acabó mal? ¿Qué hizo? ¡No me digas!…Se acostó con ella.
L: No, nada de eso. Nada tan malo.
A: ¿Qué pasó entonces?
L: Al parecer el sr. Lenoir los dejó solos en la suite que comparten los recién casados hasta que terminen de construir su nueva casa. Gabriel le dijo que aprovecharía mientras tanto para controlar la luz y hacer la primera toma contacto.
A: ¿La primera toma de contacto? Vamos, que se la quería…
L: ¡Ya te he dicho que no! Pero cuando Lenoir volvió encontró a Gabriel preparándole a Mina un croissant con queso listo para hornear…
A: ¿Y qué?
L: Pues que agarrándolo por el pecho, lo subió a la sexta planta y lo tiró por una de las ventanas del pasillo de clientes. Menos mal que cayó sobre el parterre que hay junto a la entrada del hotel. Eso amortiguó la caída. Desde entonces el pobre no puede pulsar ni el botón de una cámara fotográfica.
Llegan a la tercera planta resollando por el ascenso. Avanzan por el pasillo buscando la puerta del despacho del director.
A: Pues es una lástima. Pero claro, si juegas con fuego puedes acabar quemándote.
L: ¿Qué dices, Auguste? No te entiendo…
Se detienen entre dos puertas del pasillo.
A: Pues que no puede uno ir por ahí haciéndole croissants con queso a la mujer de otro.
L: ¿Cómo? ¿No te parece un poco exagerado?
A: Louis, seguramente Gabriel no esperaba que Marcel reaccionara así, pero lo entiendo, algo debía esperar cuando lo sorprendió amasando y cortando queso.
L: ¡Pero sólo fue un croissant con queso! ¡Eso no es nada! Yo se los hago a mamá y tú lo sabes.
A: ¡Pero es mamá! Cuando se lo haces a la mujer de otro es como el anuncio de tus intenciones de ponerle las manos encima. No es tan malo como desnudarla y untarle el cuerpo con un suflé…pero es el mismo juego.
L: Eh, eh, alto ahí. Untar un suflé sobre el cuerpo desnudo de una mujer y hacerle un croissant con queso no es el mismo juego ¡Pardiez! ¡Ni siquiera es el mismo deporte!
A: No he dicho que sea el mismo deporte, sino que es el mismo juego.
L: Tampoco es el mismo juego. Mira, quizá tu forma de hacer croissants con queso sea distinta a la mía, que veo que sí… pero hacerle un croissant a una mujer o embadurnar su piel desnuda con un suflé no es el mismo juego. Los croissants con queso no significan una leche.
A: ¿Haces muchos, Louis?
L: Pues claro. A mí no me hables de eso. En lo que se refiere a los croissants soy un auténtico maestro pastelero. Mi técnica es tan buena que se deshacen en la boca como un manjar de dioses. Ni siquiera se endurecen al cabo de un par de días. La clave está en el agua y en la harina que uses…
A: ¿Le has hecho alguna vez un croissant con queso a un hombre?
L: Vete a la merde
Echan a caminar por el pasillo. Auguste, sonriente, camina un poco por detrás de él.
A: ¿Nunca?
L: Vete a la merde
A: ¿Me harías un croissant con queso cuando lleguemos a casa? La verdad es que no he desayunado y tengo algo de hambre.
L: Cállate ya. Me estás poniendo aún más nervioso. Eh, mira. Esta es la puerta.
Los hermanos se detienen delante de una puerta con un letrero que reza Marcel Lenoir. Director
L: ¿Qué hora es?
A: (Saca su reloj de bolsillo) Las nueve y cuarto de la mañana.
L: Todavía no es la hora. Hemos quedado a las nueve y media. Esperemos un poco.
Se apartan un poco de la puerta, situándose uno frente al otro y siguen hablando en susurros.
L: Mira, el hecho de que yo no le haga un croissant con queso a un hombre no hace que el director de este jodido tugurio…
A: ¿Qué has dicho?
L: ¿Qué?
A: ¿Que qué es eso último que has dicho?
L: Jodido tugurio"¿Qué pasa?
A: No, nada, continua.
L: Como decía, eso no hace que el sr. Lenoir tenga derecho a tirar a ese bastardo de fotógrafo por una ventana del sexto piso dejándole las manos inútiles. Eso no está bien. Si algún hijo de puta me hiciera eso a mí, sería mejor que me matara…porque si no lo mataría yo a él.
A: Tranquilo Louis, ¡vaya manera de hablar! Yo no digo que él tuviera razón, pero tú dices que cocinar un croissant con queso a una mujer no significa nada y yo digo que sí. A lo largo de mi vida he hecho croissants, magdalenas, bizcochos e incluso churros a millones de mujeres y todas esas delicatesen significaron algo. Sacas la harina, le echas agua, empiezas a amasar adelante y atrás, primero despacio, luego más rápidamente…la moldeas y le das forma de manera delicada. Cortas el queso con un cuchillo enorme, de forma sensual…tú lo sabes, ella lo sabe…no se habla de ello pero está en el aire...Y eso es lo más cojonudo que tiene. Marcel lo sabía. Y Gabriel debería haberlo sabido. No se puede ir por ahí cocinando repostería a lo loco. ¿Y si Marcel no sabe cocinar, eh? Va y se encuentra a ese cabrón cocinando para su esposa…
L: ¡Y dices que yo hablo mal!…Venga es la hora, vamos a mentalizarnos,
Se dirigen hacia la puerta del despacho y se plantan delante.
L: Eso que has dicho es interesante, mother fucker.
A: ¿Qué me has llamado, bro?
L: No sé…me ha salido de pronto. Me siento...como raro.
Louis se dispone a llamar a la puerta. Auguste lo detiene agarrando su brazo.
A: ¡Espera!
L: ¿Qué te pasa tío?
A: Esta conversación…
L. ¿Qué conversación?
A: Esta que acabamos de tener…
L: ¿Qué le pasa?
A: Podríamos escribirla…
L: ¿Escribir qué?
A: Pues nuestra conversación…
L: ¿Para qué?
A: Pues no sé…me suena bien…
L: ¿Cómo que te suena bien?
A: No sé…tiene…tiene algo…
L: ¡Tú sí que tienes algo!…De verdad, de verdad, que desde que inventamos el cinematógrafo estás de lo más raro Auguste.
A: ¡Ah! ¡Que yo estoy raro!…¡Que yo estoy raro!…Pues te voy a decir una cosa, hay un texto que he memorizado para estas ocasiones: El camino del buen fotógrafo está por todos lados rodeado por la avaricia de los egoístas y…"
L: La madre que te parió, Auguste…la madre que te parió.
Y Louis llama a la puerta.
TEXTO EXTRAIDO DE LA AUTOBIOGRAFÍA "SOMOS LOS HERMANOS LUMIÈRE Y SUS COSITAS"
Norberto Piñar@Ikarubi