No sabes muy bien por dónde empezar, y la tentación de borrar todas las fotos es fuerte. Pero tú lo eres más, y mientras abres la carpeta en la que las has guardado te preguntas por qué siempre te llevabas la cámara digital cuando salías de fiesta. Por suerte, por entonces se llevaban bolsos del tamaño de sacos, y podrías guardar absolutamente todo, incluido tu móvil-ladrillo de 10kilos y tus zapatos de chúpame la punta que te ponías en ocasiones especiales. Un minuto de silencio en honor a todas las que botas blancas del mundo.
Te imaginas un futuro en el que la gente se disfrace de los sesenta, de la movida madrileña, y de nuestros turbulentos años 2.000. Y contienes las lágrimas mientras ves a tu grupo de amigas con faldas encima de los leggins y pantalones de campana con colores fosforitos radiactivos. Acercas tu cara a la pantalla, has visto a alguien conocido, entornas los ojos y sí, ahí está, el tanga por encima del pantalón. No sabes en qué momento alguien corrió la voz de que enseñar la ropa interior era sexy. Sólo se tapaba cuando te ponías la mochila por las rodillas, para formar parte de una preciosa generación de jorobados. Y si le pones un poco de interés, puedes echar cuentas de cada cuánto tiempo se duchaban tus amigos, que llevaban los pantalones por las rodillas enseñando todo el calzoncillo.
Para meterte más en situación te pones el disco de Caribe Mix y, a ritmo de King África, vas recordando a viejos amigos, aunque sus flequillos no hacen más que distraerte. Unos recogidos hacia atrás con tupé, otros por toda la cara en los que sólo ves con un ojo, o quizás un par de mechones sueltos engominados. Era el “todo vale” siempre y cuando salieras orgullosa de tu look y, si no, siempre podías recurrir a un estampado de leopardo o unos pantalones Addidas para darte la seguridad que necesitas. Por entonces no había Instagram y, más que los likes, lo importante era que la gente se animara a comentar en tu Fotolog. Tu vida social se ampliaba a vacilar a la gente en el chat Terra y a escribir palabras con “k” en mayúsculas y minúsculas en el messenger.
Y por fin, tras varias semanas, acabas de ver todas las fotos que tenías en Tuenti. Aunque te avergüences de tu estilo de los 2.000, muchos recuerdos y mucha gente con la que ya no estás en contacto te pasan por la mente. Esperas que aquellos compañeros de aventuras, allá donde estén, sean felices porque siempre les guardarás mucho cariño (y que hayan renovado su armario). Y recordad, **“Si eStA NiÑa tE VaCiLA Tu tE CAlLAs y Lo aSIMiLAh”**.