En los meses de verano, especialmente en julio y en agosto, los periodistas se las ven y se las desean para encontrar noticias curiosas o interesantes. Con famosos y políticos de vacaciones, olas de calor que ya han agotado toda su novedad y pocos partidos de fútbol con los que entretener a los aficionados, los medios de comunicación deben rebuscar en sus archivos para hablar o volver a hablar de ciertos fenómenos naturales que sorprendan y entretengan al público aburrido. Uno de esos fenómenos es la llamada lluvia de arañas, un espectáculo de imágenes de pueblos y valles aparentemente nevados, copos de nieve que, al acercarte, se trasforman en nada más y nada menos que en miles de hilos de tela de araña. Sin lugar a dudas la famosa lluvia de arañas es un hecho bastante sorprendente, pero en absoluto es una novedad, una primicia informativa o una señal de inminentes catástrofes ecológicas. De vez en cuando algunas regiones de nuestro planeta amanecen plagadas de telas de araña. Fue el caso de la viral noticia de la lluvia de arañas que asoló un pueblecito del sur de Australia a finales del mes de mayo ¿la recuerda? Según declaraciones de los vecinos a los medios de comunicación, un buen día se levantaron para ver cómo el cielo de su pequeña ciudad se llenaba de hilos e hilos de seda de araña por los que se desplazaban millones de seres de ocho patas. Indudablemente, ver en directo este fenómeno debe ser impresionante, pero la comunidad científica internacional enseguida se ocupó de quitarle espectacularidad (que no interés) al fenómeno.
Uno de los científicos consultados, el doctor en entomología Robb Bennett, afirmó en rueda de prensa que la ascensión en masa de las arañas tejedoras se produce cuando estos pequeños seres ven amenazada su supervivencia. Al parecer, cuando las arañas detectan un cambio brusco de temperatura, la inminencia de un tornado o la posibilidad de una inundación, su instinto les ordena que lancen al aire sus famosas telas para construir auténticas autopistas volantes por las que escapar rápidamente. Las arañas tejedoras, también conocidas como arañas del dinero en la cultura popular, suelen vivir en el sur de Australia, pero también en algunas zonas del Reino Unido y de los Estados Unidos y también en Argentina.
Lluvia de arañas, un fenómeno que tiene una racional explicación científica, pero que no deja de provocar admiración en este verano yermo de noticias positivas.
Imagen:Por Lucas Martínez Farrapeira (Tela de araña entre gotas) [CC BY-SA 2.0], undefined