Estos días los principales medios de comunicación financieros han incluido dentro de sus noticias más importantes la llamada “Guerra del Aeropuerto de Ciudad Real“. No se trata, como te imaginarás, de la típica escaramuza armada que, desgraciadamente, asola muchos rincones del mundo, sino de una batalla económica. Los protagonistas principales de esta lucha económica son dos pesos pesados: el multimillonario grupo chino Tzaneen y el poderoso grupo empresarial británico ECA. Ambas firmas se pelean por lo que consideran un jugoso trofeo: la explotación del Aeropuerto Central Ciudad Real, antes conocido por el literario sobrenombre de “Aeropuerto Don Quijote“. La historia del que sería el primer aeropuerto internacional privado de nuestro país es larga y plagada de problemas. La idea de construir un aeropuerto en ese punto de España surgió ya en los años 90 del siglo pasado, en unos momentos en los que el actual Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez Madrid-Barajas se veía completamente saturado por la afluencia de vuelos nacionales e internacionales públicos y privados. Las autoridades del momento barajaban dos opciones más o menos viables; la primera era ampliar las instalaciones del Aeropuerto de Barajas, la segunda era construir un aeropuerto en una localidad central de la península que diera servicio a los vuelos privados. La idea original contemplaba que esta localidad se conectaría con las principales ciudades españolas a través de la línea de tren de alta velocidad AVE.
Problemas medioambientales, líos políticos, discusiones sobre certificados y permisos retrasaron el proyecto del Aeropuerto de Ciudad Real hasta el año 2008, pero tras cuatro años de explotación quedó demostrado que el aeropuerto era completamente inviable económicamente hablando, por lo que cerró sus puertas y, por lo que se ve, salió al mercado como posible “ganga” para inversores de otros países. La firma Tzaneen comenzó la puja con la ridícula cantidad de 10.000 euros por el aeródromo manchego, mientras que la empresa británica ECA Program Group ofreció 80 millones de euros.
A día de hoy no se ha decidido al ganador de la guerra empresarial que tiene un premio más que deseable: nada más y nada menos que hacerse con un aeropuerto internacional en uno de los puntos estratégicos clave de toda Europa.