La paradoja del moñas de manual dice que la intensidad del moñas solo afecta positivamente a las probabilidades de éxito del mismo, si el chico en cuestión te parece atractivo. Que no es lo mismo que te digas cosas bonitas un tío que te gusta que un babas. Abreviando: si el moñas te atrae, braguitas al suelo. Vamos, que el rollo ese de querer bañarse contigo para lavarte el pelo solo te da repelús si el tío que te lo está diciendo es feo. Porque si un macizo te dice algo por el estilo te está faltando tiempo para llenar de agua la bañera. Es el efecto Ryan Gosling, a partir de cierto punto de buenorrismo, da igual lo moñas que sea el chico: ¡Tonta la última!
Y no, lo de ir de sensibles y tal no funciona como vosotros creéis, chicos: ser más moñas no os va a ayudar a conseguir a la chica a menos que cumpláis unos requisitos físicos mínimos. Que no hace falta ni siquiera que estéis buenos, es cuestión de química.
Os lo explico un poco más con el siguiente gráfico, en el que se representa el grado de moñismo de un tío en relación a sus probabilidades de éxito a la hora de ligar, dependiendo de si es un chico guapo o uno feo (porque así generalizando, yo diría que atraen más los guapos que los feos, básicamente):
Elementos de la gráfica (mis profesores estarían orgullosos)
En el eje X (el horizontal, el de abajo), tenemos el grado de sensiblería que puede llegar a alcanzar un tío, con los siguientes niveles:
Borde de cojones (Hugh Laurie en el papel de House, yo misma en un bar),
Tipo duro (Jason Statham haciendo de sí mismo en cualquier película, Bruce Willis en Armageddon),
Intensito,
Agradablemente normal,
Osito Mimosín (Conocidos por frases como «No te has ido y ya te echo de menos» y «Ojalá una cama más pequeña para poder dormir más cerca de ti»),
El Diario de Noa (esto no hay ni que explicarlo),
Moñas de manual
En el eje Y (el vertical) las probabilidades de éxito de cualquiera de sus tácticas amatorias desde el éxito asegurado hasta el fracaso total.
En el centro tenemos la asíntota del tío del montón, que establece que los tíos del montón ni se benefician ni salen perjudicados por ser sensibles; a esos habría que analizarlos aparte, porque la verdad es que no sé si he conocido a alguno al que haya metido en ese saco, pero ea.
En azul, la gráfica que representa la variación de probabilidades de éxito de los chicos guapos o con un mayor atractivo, y en morado, la de los feos. Para que os hagáis una idea, en una escala de atractivo, de mayor a menor la cosa iría así:
Chicos fuera de tu alcance > Exageradamente guapos > Ryan Gosling > ¡Madre mía, qué tío más mono! > Del montón de los guapos > DEL MONTÓN > Del montón de los feos > ¡Madre mía, ese tío parece un mono! > No le toco ni con un puntero láser atado a un palo
Yo creo que la gráfica se explica sola, pero la analizo un poco más allá para los que sois de letras. Las 4 claves principales con las que os tenéis que quedar son estas:
1.- Si el tío es feo, cuanto más moñas sea, menos atractivo te va a parecer, porque, joder, encima de feo, es que es un brasas y da un poco de repelús.
2.- Si el tío es guapo, cuanto más moñas sea, más atractivo es. Es el efecto Ryan Gosling, y sí, toda la culpa la tienen él y El Diario de Noa.
3.- Los feos tampoco deberían ser bordes si quieren ligar, porque, joder, encima de feo, ¿borde? No, hijo, no.
4.- Si es guapo, ya puede ser un borde que te mueres, que tú vas a pensar que es un tío torturado, misterioso y sexy, en lugar de gilipollas: éxito asegurado.
¿Qué opináis? Y lo más importante: ¿podéis situar a alguien en cada uno de los puntos de la gráfica? Porque a mí se me ocurren más de uno y más de dos Feos – Ositos Mimosín y a algún que otro Guapo – Intensito.
La entrada La paradoja del moñas aparece primero en Elegance Hunter.