Esta es una de las momias mejor conservadas de Europa. Difícilmente se puede contemplar un individuo del siglo XVII en este estado: con la nariz, las orejas y la perilla aún visibles; la mortaja con sus pliegues y sus lazos; las manos con sus uñas…
Su cadáver no fue embalsamado, se momificó de forma natural durante más de trescientos años. Sus órganos se conservan intactos… y eso que padeció todo tipo de dolencias: enfermedades cardiovasculares, cálculos biliares, enfermedad de Forestier-Rotés, gota, diabetes, caries y probablemente tuberculosis. Murió postrado en su cama, a los 74 años de edad.
Peder Winstrup nació en 1605 en Copenhague y en 1679 fue sepultado en la catedral de Lund, al sur de Suecia. Fue nombrado obispo de la catedral y fue uno de los padres fundadores de la Universidad de Lund. Winstrup fue un hombre del Renacimiento: llevó a cabo experimentos científicos y ejerció de arquitecto e impresor de libros, entre otras cosas.
Fue sepultado en un panteón familiar, en la catedral de Lund. En 1833 fue demolido el coro alto del templo y parte del panteón familiar. El ataúd de Winstrup fue abierto y el cuerpo resultó estar en un estado de conservación excepcional. Su féretro, y otros tantos más, fueron trasladados a las sacristías de la cripta. Después a la torre norte. Y después a la torre sur. Entonces se derribaron las torres medievales de la catedral. El ataúd de Winstrup fue trasladado finalmente a la capilla norte de la cripta en 1875. ¿Cómo diablos se ha conservado tan bien?
Por cinco motivos: porque se momificó de forma natural con aire seco; porque murió en diciembre y fue enterrado en enero, los meses más fríos del año; por la emaciación que padeció tras permanecer dos años postrado en la cama; por las plantas depositadas junto al cadáver, que probablemente lo protegieron de los insectos; y por la temperatura y humedad constantes que hay en las criptas, explica Per Karsten, director del Museo Histórico de la Universidad de Lund, a Historia National Geographic.
El cadáver de Winstrup fue examinado en 1923 y en noviembre de 2013, noventa años después. De nuevo había que trasladar el ataúd, en esta ocasión al cementerio norte de la catedral. Un equipo de investigadores pudo examinar el cuerpo durante quince meses. La almohada y el colchón estaban llenos de plantas y vegetales que desprendían un olor muy fuerte, probablemente para disimular el olor del cadáver, pero también para preservarlo. Había lavanda, menta, lúpulo, artemisia, hisopo, bayas de enebro…, enumera Karsten. A continuación se realizó una tomografía computarizada… y los resultados fueron apabullantes.
Bajo los pies de Winstrup apareció un feto. Probablemente perteneció a una muchacha en su cuarto o quinto mes de embarazo y seguramente se dio un caso de aborto. Creo que un miembro del obispado ocultó el feto en el ataúd durante la organización del funeral del obispo. Estamos esperando las pruebas de ADN para determinar si existe un vínculo entre el obispo y el feto, revela Karsten.
Los restos de Winstrup se mostraron por primera vez al público el pasado 9 de diciembre. De las diez de la mañana a las ocho de la tarde. La expectación fue tal que el Museo Histórico tuvo que prorrogar el evento durante dos horas, hasta las diez de la noche. El 11 de diciembre fue depositado en un ataúd metálico que después fue sellado. Fue sepultado en un un muro de la torre norte con buena ventilación y humedad. Mis últimas palabras durante el servicio funerario fueron ‘au revoir‘, en vez de ‘adieu‘, expresa Karsten.
Fuente:www.nationalgeographic.com.es/articulo/
Archivado en: mis experiencias, viajes Tagged: Momia de Peder Winstrups