Casi desde que el mundo es mundo, el ser humano se ha visto fascinado por ese astro nocturno llamado luna y, por supuesto, ha intentado plasmar su belleza en distintas obras de arte. Encontramos representaciones de la luna en antiguos papiros, grabados en piedra, pintados en mil soportes y, también, como protagonista de esas fotografías que captan en un instante la realidad del mundo. La primera fotografía de la luna de la que tenemos constancia no es, en realidad, una fotografía, sino un daguerrotipo. El daguerrotipista era un profesor británico llamado Juan Guillermo Draper que emigró a principios del siglo XIX a los Estados Unidos de América. Allí se especializó en química y en 1830 publicó su primer daguerrotipo de la luna, el primero de una larga serie de imágenes en blanco y negro, granuladas y con escasa definición de ese planeta tan cercano y tan lejano. Las imágenes de la luna que persisten en nuestra retina y nuestra memoria tienen un blanco y negro tan marcado como el primer daguerrotipo de Draper, pero eso va a cambiar gracias a un ambicioso proyecto de la todopoderosa NASA y el trabajo de uno de sus más eficaces especialistas en sistemas de datos: Kipp Teague. En 1999 este investigador llegó a un acuerdo con la Agencia para localizar las miles de fotografías de la luna que estaban almacenadas en los archivos del Proyecto Apolo, ese que permitió que el ser humano pisara suelo lunar por primera vez. El objetivo del trabajo no consistía solo en poner algo de orden en el caos fotográfico, sino en retocar todas y cada una de las 10.600 imágenes para que el gran público pudiera disfrutarlas de la forma en que la tecnología actual nos ha acostumbrado: en HD y 1880 puntos por pulgada.
Hoy, casi 16 años después, este proyecto fotográfico de Teague llamado Project Apollo Archive se puede disfrutar gratuitamente en las redes sociales Flickr y Facebook.