Es difícil darnos cuenta de la complejidad que para la mente humana conlleva el leer, puesto que la lectura es la suma de varias habilidades psicológicas que desembocan cabalmente en la capacidad de descifrar bloques de palabras y crear imágenes dentro de nuestro cerebro de forma totalmente natural. Los lectores avanzados leen en silencio, ya que leer en este estado supone una adquisición eficiente y rápida de la información que aprehendemos, de la información que nos pueda interesar ávidamente, como puede suceder con una apasionada historia de amor en una novela romántica, por ejemplo.
Tal vez el valor terapéutico más importante que para las personas tenga la Lectura como ejercicio antiestrés, sea la capacidad de transportarnos a otros lugares, o de ayudarnos a interiorizar los sentimientos de personajes en los que podamos descubrir cosas de nosotros mismos. También el silencio del que debemos rodearnos para leer suponga otro efecto positivo de esta actividad secundaria del lenguaje humano, puesto que nos tranquiliza, nos ayuda a que las palabras que leemos convoquen sonidos dentro de nuestra mente, y contribuye a que logremos la serenidad, tan necesaria en el mundo contemporáneo occidental. Quizá el adquirir algún conocimiento, aunque sea el que pueda procurarnos la lectura de una novela, sea lo realmente relajante para la mente humana; como bien decía el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer en su obra Verdad y método, aprender (en este caso aprender a través de la lectura) es reconocer en lo extraño lo propio, y hacerlo familiar, es el movimiento fundamental del espíritu. En efecto, puede que el aprender cosas sea lo que verdaderamente tranquilice el espíritu de las personas. Somos seres racionales, tal vez por eso necesitemos tanto Leer.
Por Reyes Lucena, elogiodeltexto.com
Archivado en: Conocimiento, Lectura Tagged: aprender, estrés, lectura, leer, literatura, relajación