Pero la envidia no es un sentimiento simple. En ella se combinan complejas emociones como la culpa (por no ser efectivamente capaz de alcanzar aquello que se envidia), la vergüenza (porque los demás pueden considerarlo inferior en comparación con la persona envidiada) y el orgullo (porque la idea que tiene el envidioso de sí mismo hace que se vea como merecedor de lo que envidia).
El bienestar y la suerte de los demás opacan los propios porque el envidioso se compara compulsivamente con los demás. Incluso, aunque no existan diferencias objetivas entre la propia fortuna y la de aquellos que son objeto de la envidia, el envidioso puede percibirlo de esa manera.
Por eso, puede considerarse la envidia como un sentimiento irracional. el envidioso suele creer que el hecho de no poseer lo que desea, es un hecho injusto y, de esta manera, genera pensamientos y emociones de resentimiento.
En la mayoría de los casos, la envidia encuentra motivos para justificarse, tales como el de que la persona que disfruta de un bien o una suerte envidiada no lo merece, mientras que quien envidia sí lo merecería, cosa que es, por supuesto, falsa.
¿Dónde nace la envidia?
El origen profundo de este sentimiento, suele ser la insatisfacción con uno mismo, el no gustarse ni aceptarse, ni haber hecho las paces consigo mismo. De esta manera, los envidiosos suelen ser personas con baja auto estima, es decir, gente convencida de que vale poco, que no se gusta a sí misma, debido a complejos psicológicos, como temores, contradicciones y conflictos.
Estas personas sufren de narcisismo, o sea: de un amor fantasioso por ellos mismos, lo que deriva en el egocentrismo, en considerarse el centro de todo. Sufren, además, de la falta de capacidad para amar y para controlar sus emociones de ira.
El origen de este sentimiento, también está en relación con factores culturales y sociales, sobre todo, con la influencia que ejercen en la actualidad los medios de comunicación y la Internet.
Así, la publicidad, por ejemplo, la utiliza para potenciar el consumo, falsos estereotipos relacionados con la felicidad. Así vemos cuerpos estupendos a los que se llega con poca actividad y la píldora maravilla o la crema soluciona-todo o los famosos descuentos y promociones de tarjetas con las que se accede a todo un mundo de maravilla. Del mismo modo se utilizan en los negocios de Internet modelos ideales de vida y métodos fáciles para alcanzar el éxito (autos lujosos, grandes mansiones y personas sonrientes todo el tiempo). El tema no es lo que nos muestran, sino como lo interpretamos y valoramos.
De esta manera, se envidia lo que no tenemos y pensamos de que si lo conseguimos, seremos felices y, a su vez envidiados por otros.
¿Cómo superar la envidia?
Como rasgo de la personalidad, la envidia se desarrolla por diferentes motivos, fundamentalmente, por la educación recibida durante la infancia.
Para que los padres logren que sus hijos no desarrollen esta tendencia, deben evitar las excesivas e innecesarias comparaciones con hermanos, primos o compañeros de la escuela. Las frases como: "Mira que buenas calificaciones tiene Juancito", o "Tu hermano es mas ordenado que tú", "Mira tu prima que hermosa luce, tan delgada" o "Tu amiguito puede tener esos lápices porque su papá gana mas dinero que nosotros".
Deben procurar que la educación que dan a sus hijos, estimule los sentimientos solidarios de ayuda mutua y la alegría por buena fortuna del prójimo.
En la edad adulta, prevenir y superar las alteraciones producidas por la envidia depende en gran medida de la capacidad de auto crítica de cada persona. Si se reconoce, existen más posibilidades de legar a controlarla y de dirigir las energías en forma positiva, hacia la auto-superación.
Las personas que niegan sus sentimientos de envidia sólo consiguen que ésta se exprese como angustia, rabia y dolor. Debemos reconocer conscientemente que algunas situaciones o personas nos provocan envidia, y utilizar afirmaciones positivas como "yo también lograré lo mejor de mi mismo".
La envidia es auto destructiva para quien la padece porque no deja crecer a la persona, a la vez que promueve la imitación de conductas fuera de su alcance, como la de quienes se privan de necesidades básicas para poder solventar lujos ajenos.
Debemos comprender que la envidia es un sentimiento natural, y que, en mayor o menor medida, todos sufrimos sus embates. Para manejar los comportamientos negativos derivados de ella, hay que aceptar nuestras carencias con humildad y, sobre todo, ser capaces de perdonarnos nuestras propias limitaciones. De este modo, podremos ajustar nuestros deseos a nuestras verdaderas capacidades y posibilidades "no mejorarme para parecerme a... sino mejorarme para ser feliz conmigo mismo habiendo alcanzado mis metas"
Envidia y anhelo positivo
No siempre la envidia es algo negativo. Existe una variedad de envidia que no es maliciosa, sino que está más relacionada con la admiración. Por ejemplo, en los casos en que una persona envida las habilidades de otra.
Este no sería un caso de envidia genuina, sino que podría ser descripto como anhelo o deseo: "envidio tu sentido del humor en estos momentos tan complicados", que en realidad no se lo está envidiando negativamente, sino admirando esa cualidad de la persona.
Es importante distinguir entre ambos casos, porque una persona que siente el deseo de tener algo que no tiene o ser algo que no es, no necesariamente, se convierte en envidioso.
La envidia es un sentimiento doloroso que incluye el pensamiento inconfesado de que uno jamás podrá tener lo que el otro posee ni nada similarmente satisfactorio para uno mismo.
Sin embargo, lo que uno necesita bien podría ser totalmente distinto de aquello que envidia. la envidia maligna, es un estado emocional enfermizo, que no genera ninguna acción positiva para alcanzar lo que se desee, mientras que la admiración y el anhelo positivo, pueden ayudar a la persona a progresar, a mejorar su situación y a aumentar sus propias cualidades positivas.
A continuación les dejo un vídeo que ilustra ese sentimiento negativo