Una de las recién estrenadas películas en nuestro país es "La teoría del todo", la fascinante biografía del físico, enfermo de ELA, Stephen Hawking, ¿o debería decir de su mujer Jane Hawking?
Antes de ver la película ya sabía que Jane y Stephen, tras 25 años de matrimonio, se habían divorciado. Lo que desconocía era el verdadero motivo.
Equivocadamente presupuse que ella le había dejado a él por la enfermedad. Tener tres hijos en la teoría, pero 4 en la práctica y cuidarlos durante, nada más y nada menos, que 35 años, tiene que ser más difícil de lo que ninguno podemos llegar a imaginar. Esa es la verdadera teoría de un todo que se llama amor.
Stephen Hawking dejó a su mujer tras tantos años de matrimonio, por su enfermera Elaine Mason y de la que también se divorció en 2007. Después surgieron otros prejuicios en mi mente: ¿se habría casado Elaine con él antes de convertirse en uno de los físicos, astrofísicos, cosmólogos y divulgadores científicos más reconocidos? ¿Habría soportado Elaine la lucha de Jane? No es lo mismo, claro está, ser enfermera y seguir siéndolo en casa, que no serlo y tener que dedicarte 24 horas a ello por amor.
Otra de las cosas que resultan paradójicas es que fuera la fe de su mujer lo que salvara a este reconocido ateo. Fueron las creencias de Jane lo que lo mantuvieron con vida después de caer en coma por una neumonía y las culpables de que con 73 años siga vivo.
Y sí, me emocione como una tonta durante gran parte de la película. No por él, o su deterioro por la enfermedad, si no por la increíble Jane, quien pudiendo haberse marchado permaneció junto a su marido, cuidándolo y amándolo como mejor sabía. Cierto... Detrás de un gran hombre hay siempre una mujer mejor.
Puede sonar a auténtica pastelada, pero... ¡joder!, qué existan historias como esta le dan a uno un empujoncito: "mientras haya vida hay esperanza". Aunque también deja en evidencia, una vez más, que no importa cuánto bien hagas, da igual lo que ames, cuides o cultives una relación. Hacer no sólo lo políticamente correcto, sino mucho más, no garantiza que te vayan a ocurrir cosas buenas, ni siquiera que vayan a corresponderte igual. Pero enriquece, crea, cultiva, nutre y expande la "materia" más poderosa del universo: el amor.
Con algunas de estas fotos podréis ponerles cara a los verdaderos protagonistas, tanto en la vida real como en el film.
El actor Eddie Redmayne, cuya maravillosa y lograda interpretación nos acerca a la vida de Stephen Hawking.