He decidido mojar mis labios con esencia de martirios
Sigo alejando su encanto de mí
Con soñolientas piedras fantasmas que se han incrustado en mis huellas
Espero y no suelte mi mano hasta mañana.
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
Es una estrella escabullida en el nosotros que perdimos
Ayer a quien besaba con inefable suspicacia de lo que sentía, desapareció
Y buscando entre cajas viejas lo encontré.
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
En el abismo en el que me adentre vi su sombra y calle, cuando su mirada gritó:
¡Incandescente espíritu, perforas mi piel cada vez que parpadeas!
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
Su sonrisa es el recuerdo que no recuerdo
Sus labios el néctar que desde hace un tiempo no percibo
Y mis manos no me pertenecen desde que no lo toco.
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
Estar con el era como vivir en el palacio más cerca del cielo
Tocaba nubes cada vez que se acercaba
Y dormía en ellas cuando su perfume en mi dejaba.
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
Sonreír no es de valientes
Llorar no es de cobardes
Enamorarse no es de tontos
El no era un sueño, era la realidad más ficticia
Creo que por ello, no veía si le hacía daño a su piel ni a la sinfonía perfecta que ocurría dentro de el
¡Abandone la partida!
En un fugaz reencuentro con lo que fui.
Hay una razón por la cuál no he dejado de pensarle
Esa razón la descubriré en un mejor momento
Mi alma desordenada está
Y quién se encarga de poner orden en mí se ha esfumado.
Atormentada por lo que será
Cuestiono quién hace de su vacío un desvelo
Haremos de ello, el mejor escape de si mismo
Soñando que estoy bien quizás llegue a un paraíso
El otro lado de mis ojos se hace un poco más oscuro
Y el laberinto que intentaba cruzar lo he hecho desaparecer
Salté y seguí adelante, sin importar que dejaba atrás
O que habría en todo el recorrido
Y por ende, mi alma he perdido.